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Actualizado: 11 de mayo de 2025
En fin, parecía aquello una suspensión de hostilidades. «Bien venido fuera; don Fermín aceptaba la lucha, si se ofrecía, pero prefería la paz. Sobre todo ahora, que tenía más que hacer, algo mejor y más dulce que odiar y perseguir a miserables, dignos de desprecio y de lástima».
Los hombres, por el afectado descuido de su persona y por su desmedida afición al flamenquismo, no son dignos de figurar al lado de ellas. Isabel y sus amiguitas, las de Enríquez, fueron de las últimas en llegar, y se acomodaron en un palco bajo. La condesita estaba radiante de belleza y elegancia.
Este vicio es el que llaman los Modernos pedantería, que consiste en entretenerse solo el entendimiento en cosas de ninguna substancia, mas propias de niños que de adultos, proporcionadas á la pequeñez de su fantasía, y objetos dignos de su corto juicio.
Aparte de lo que llevo rápidamente indicado, Londres tiene muchos, muchísimos objetos dignos de estudio atento, porque son del mayor interés para la ciencia, la industria, el comercio y la vida social.
El tiene veintitrés años y ella poco más de veinte: son jóvenes y hermosos, y el amor inflama sus corazones. »Antes, cuando Magdalena era niña, pensé mil veces con gusto en esta unión, y hoy tengo que preguntarme si mis actos son razonables y dignos de un hombre que en el mundo de la ciencia ocupa un lugar tan envidiable.
Apenas visitaba las cuadras y pasaba mucho más tiempo en casa. La condesa le tenía secuestrado para todas sus excursiones y arreglos de jardín. Los niños también le retenían como un compañero que les servía en sus juegos. Las relaciones entre Pedro y la condesa habían experimentado asimismo algunos altibajos dignos de atención.
5 Entonces salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán; 6 y eran bautizados de él en el Jordán, confesando sus pecados. 7 Y viendo él muchos de los fariseos y de los saduceos, que venían a su bautismo, les decía: Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendrá? 8 Haced pues frutos dignos de arrepentimiento,
Cada uno de sus salones era una pequeña capilla consagrada a la elegancia; el palacio entero un suntuoso templo del buen gusto y la moda, enriquecido con detalles dignos de un museo, en que andaban revueltos lo antiguo y lo nuevo, formando ese consorcio extraño, pero armónico, que ofrece la reunión de lo bueno, por distintos que sean los caracteres que revista.
Aquella mujer con nietos guardaba el alma de sus ocho años, incapaz de crecimiento y de evolución; y esta alma permanecía inmóvil y dormida en el envoltorio de su inocencia crédula, lo mismo que los embriones humanos dignos de estudio que se conservan sumergidos en un bocal.
Ya bajo Felipe IV se manifestaban, sin duda, los síntomas, que anunciaban esta disolución nacional, y su política no fué muy favorable ni meritoria para el bien del Estado; pero las muchas y brillantes cualidades de este Príncipe, y sus esfuerzos, dignos de loa, en otros terrenos, lo habían hecho, hasta cierto punto, glorioso.
Palabra del Dia
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