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Actualizado: 4 de junio de 2025
Las azucenas de blanco raso erguíanse con cierto desmayo, como las señoritas en traje de baile que la pobre Borda había admirado muchas veces en las estampas; las camelias de color carnoso hacían pensar en tibias desnudeces, en grandes señoras indolentemente tendidas, mostrando los misterios de su piel de seda; las violetas coqueteaban ocultándose entre las hojas para denunciarse con su perfume; las margaritas destacábanse como botones de oro mate; los claveles, cual avalancha revolucionaria de gorros rojos, cubrían los bancales y asaltaban los senderos; arriba, las magnolias balanceaban su blanco cogollo como un incensario de marfil que esparcía incienso más grato que el de las iglesias; y los pensamientos, maliciosos duendes, sacaban por entre el follaje sus gorras de terciopelo morado, y guiñando las caritas barbadas, parecían decir a la chica: Borda, Bordeta... nos asamos. ¡Por Dios! ¡Un poquito de agua!
Pero no pueden decir palabra! gritó Sarto con expresión de triunfo. Los tenemos en nuestro poder. ¿Cómo han de denunciarle a usted sin denunciarse a sí mismos? ¿Osarán decir al país: «Ese hombre es un impostor, porque al verdadero Rey lo tenemos nosotros prisionero y hemos asesinado a su servidor?» ¿Pueden hacer tal cosa? La situación se me apareció de repente con toda claridad.
No satisfecha con esto, y para acallar los peligrosos rumores, que, atizados por Isabel Mazacán, corrían de lo sucedido, imaginó denunciarse a sí misma al gobernador, escribiéndole un anónimo en que con pruebas patentes y señales manifiestas aseguraba que la condesa de Albornoz y el marqués de Butrón urdían un complot vastísimo, existiendo en poder de ellos papeles muy importantes para la causa alfonsina.
Sin embargo de lo dicho en globo de todas las oficinas para el fin únicamente de manifestar se hallan provistas con profusion de empleados, debo tambien tratar, aunque lijeramente, de algunas en particular, porque adoleciendo de algunos vicios, deben denunciarse y procurarse su remedio.
Me han dado los medios para entrar, y sólo ellos me pueden hacer salir. Estoy por completo en su poder. ¿Qué harán de mí?... El terror le había sugerido en ciertos momentos desesperadas resoluciones. Quería denunciarse á sí misma, comparecer ante las autoridades francesas relatando su historia, haciendo saber los secretos de que era poseedora.
Palabra del Dia
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