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Actualizado: 26 de julio de 2025
Y las dulzuras y los requiebros que te ha dicho en voz baja, pues por el gesto y el ademán y el brillo de los ojos se mostraba que te los decía, ¿son sueños míos también? No; no son sueños. ¿Cómo negarte que D. Jaime me ha requebrado? Sus palabras expresaban estimación, denotaban ingenio cortesano, estaban llenas de lisonja, pero no había en ellas un átomo de sentimiento. Ni podía haberle.
Levantó la voz, gritando que aquello ya le aburría, que tales preguntas denotaban desconfianza, que ahí estaban las firmas de todos autorizando la venta de las propiedades, ejecutada de orden del juez; en suma, que si tenía tanto apuro en recibir su parte, la comunicaba que esto no podía ser, hasta que no se vendiera la casa en que vivían. ¡También ésta! exclamó Casilda.
Iba la muchacha a entrar en el portal de su casa, cuando la detuvo llamándola por su nombre: volvió el rostro la chica, acercose el caballero y cambiaron unas cuantas frases, que denotaban gran confianza.
Sus sonrisas, sus palabras, su modo de marchar por la cubierta hacia las cámaras del buque, denotaban una resolución de dar fin cuanto antes á su larga resistencia, cediendo á los deseos del marino. A pesar de los anteriores fracasos, éste sintió de nuevo la alegría del triunfo. «¡Ahora va á ser!
Movía el ciego sin cesar su cabeza, cual si quisiera dirigir las palabras de su canto a diferentes partes del cielo, y ponía en algunas endechas una vehemencia y un ardor que denotaban el entusiasmo de que estaba poseído.
Era D. Pantaleón un hombre que se hallaría entre los sesenta y los sesenta y cinco años; el cabello enteramente blanco y lo mismo el bigote, largo, poblado y caído de puntas: conservaba el cutis fresco, los dientes seguros y cierta firmeza y decisión en los movimientos, que denotaban vigor corporal.
Cierta gravedad oficial, la tez marchita y como ahumada por los reverberos, no sé qué inexplicable matiz de satisfacción optimista, la edad tirando a madura, signos eran que denotaban hombres llegados a la meta de las humanas aspiraciones en los países decadentes: el ingreso en las oficinas del Estado. Uno de ellos llevaba la voz, y los demás le manifestaban singular deferencia en sus ademanes.
Palabra del Dia
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