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Actualizado: 11 de mayo de 2025


A me fuera interés acabar, mas no lo es, pues, con discurso mejor, me da la vida el temor de lo que será después.

Donde el capitán da cuenta de las grandes fiestas que acostumbraba a hacer en su reino el rey Policarpo.

El buen capitan Zárate bajando En busca del asiento Condurillo, Con tan grande trabajo atravesando La tierra, qué temor me escribillo, Los dias y las noches caminando, Al fin el indio hubo de sentillo; Y aunque de sobresalto los cogieron, La mugeres é hijos escondieron.

Lo único que haré será contarle á usted un cuento, y allá verá usted si le sirve de algo para resolver el problema que tanta guerra le da. Venga el cuento, señor Cura; que yo procuraré sacarle toda la miga que tenga. Pues, óigale usted.

Verdad es que el siglo tapicero necesita de dos elementos para brillar: del judío cambalachista e importador, del brocateur, como le llaman los franceses, y del burgués fatuo que compra y colecciona y que se da por fino y sagaz conocedor de lo viejo, de ese inestimable vieux, que todos se disputan, aun a riesgo de que resulte apócrifo.

Ayer fue uno de los días mejores de mi vida. ¿Puede haber cosa más santa? La resurrección de los buenos tiempos, de las sencillas costumbres: el señor comulgando con sus servidores. Ahora ya no hay señores como en otros tiempos: pero el rico, el gran industrial, el comerciante, debe imitar el antiguo ejemplo y presentarse ante Dios seguido de todos aquellos a quienes da el pan.

Pero ese monumento no ha sido elevado por la España, sino por tres artistas, herederos en parte del genio de Máiquez: los dos Romea y Doña Matilde Diez. El Sacatin, que he mencionado, es un curiosísimo edificio moruno que le da su nombre á un barrio donde tiene su residencia el comercio.

¿Quién habla aquí de la quiebra de Esteven? exclamó comiéndose con los ojos al concurso. Calumnias, mentiras, estratagemas infames de los alcistas. El juego es tan conocido, que da risa. Uno preguntó: ¿Dónde está Esteven? La verdad era que a don Bernardino no se le había visto todavía; ¿por qué desertaba el puesto en el día de la lucha?

En el momento que cuajen se coge la sartén por el mango, se da un impulso horizontal de frente, extendiendo el brazo, y al recogerlo otro impulso hacia arriba, de manera que quede doblada; se sirve dorada y humeante sobre una fuente.

Forzoso es decir que Benedicta jamás paró mientes en los arrumacos del vecino, ni lo miró a hurtadillas y ni siquiera desplegó los labios para desahuciarlo, diciéndole: «Perdone, hermano, y toque a otra puerta, que lo que es en ésta no se da posada al peregrino».

Palabra del Dia

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