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Ante aquella íntima confidencia, que era un verdadero desahogo, yo creía conveniente guardar silencio. No tenía palabras para consolar a mi tío con razones completamente contrarias a mis sentimientos y prefería callar, aun corriendo el riesgo de acatar todo aquel amargo y tardío arrepentimiento.

El marido experimentaba impresiones contrarias; sentía el regocijo íntimo del orgullo satisfecho, y al mismo tiempo, no acabando de comprender cómo Aldea le había podido elevar hasta ser pater patrie, sentía vagamente el disgusto de tener que agradecer a tal hombre, a un cualquiera, tamaña honra.

Y en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco, y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más.

En el Puerto de Santa María y en Sevilla, María Briguela reunía en su casa á personas adictas, y con ellas se entretenía en prácticas de hechicerías, las cuales no se celebraron con tanto misterio que no trascendiesen al vecindario, con gran escándalo para todos, pues el demonio parece que tomaba parte en aquellas reuniones, no sólo para cosas contrarias á la religión, sino para excitar á sus poseídos á las mayores desvergüenzas y deshonestidades.

Las cosas que sabemos por revelación divina no pueden ser contrarias al conocimiento natural, porque el conocimiento natural viene también de Dios, puesto que Dios es el autor de nuestra naturaleza. Porque exceda a la razón una cosa no debe reputarse contraria a ella.

Debes fijarte, querido le decía con protección ilimitada, que las verdades de la fe no son contrarias a la razón, sino que están sobre ella. Lo contrario de lo verdadero, ¿qué es? Lo falso, ¿no es cierto? ¿Y cómo ha de tenerse por falso lo que está divinamente confirmado?

Quiere decirse que usted, a pesar de sus ideas contrarias a la Iglesia, no tiene inconveniente en calzar a las personas religiosas. Pero pudiera ocurrir que las personas religiosas tengan inconveniente en dejarse calzar por usted. El fanatismo es reincidente declaró sentencioso Belarmino. ¿Cómo reincidente? preguntó el Padre Alesón.

Es tambien útil en personas aniquiladas por causas contrarias, y todavía mejor en aquellas cuyo sistema venoso y linfático está lánguido por astenia y que predispone á congestiones é infartos, mas bien por falta de contractilidad y de tono en la fibra, que por la actividad de las inflamaciones.

Réstanos decir algo acerca del lugar que ocupa Torres Naharro en nuestra historia, y de la influencia que tuvo en el teatro español. Como el poeta residía en Italia cuando publicó la Propaladia, es de suponer, sin linaje alguno de duda, que en ella se representaron sus comedias, y que son falsas las aseveraciones contrarias de los literatos italianos.

Solo, inteligente, ávido de saber y con tiempo libre, Lázaro estudió y observó cada vez con más ansia. Todas las perspectivas en que puede dilatar su mirada el entendimiento humano fueron presentándole dificultades e incertidumbres, y en confuso desorden invadieron su espíritu impresiones contrarias, dándose al mismo tiempo a su razón ideas justas y apreciaciones erróneas. De cada sistema recogió una palabra distinta, y de ninguno la verdad: unos le atormentaban con sus fraseologías de tecnicismos ingeniosos que dan nombre de cosas reales a creaciones del espíritu, afirmando lo que no demuestran; otros le decían que el hombre es fuerza y materia nada más, un reloj con cuerda para cierto número de años, que suele por su genio adelantarse al tiempo en que vive, que se retrasa por la ignorancia, que puede arreglarse cuando se descompone, pero que al fin se rompe; unos todo lo fundan en ideas, otros todo lo basan en hechos. Y cuando tales pensamientos le absorbían, parecía que una vocecilla burlona, desde un rincón de su cerebro, se le acercaba al oído, aconsejándole que arrojase los libros y se dejara de filosofías y estériles monólogos, que no habían de darle un grano de trigo ni una gota de agua.