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Actualizado: 1 de junio de 2025
Enternecióse el buen Padre de sus lágrimas, y haciéndoles poner á todos de rodillas delante de una cruz y levantadas las manos al cielo, les mandó pidiesen agua á la fuente de todos los bienes, que es Dios. No se hizo Dios sordo á las súplicas de aquellos nuevos fieles y así les concedió su petición con lluvia copiosísima.
Cuando la niña llegó a Rucanto, la instalaron regaladamente en el gabinete de Narcisa; entraba con ella en casa la abundancia, y tras la primera mirada inquisitorial y hostil, los sobrinos de don Manuel tuvieron para la intrusa una displicencia tolerante, única tregua de paz que se le concedió en aquella mansión belicosa.
Ayuntamiento, para presidir el Congreso General á que se convocó por esquelas, ayer 21 del corriente, en virtud de la facultad que para el efecto concedió el Exmo. Sr. Virey, D. Baltazar Hidalgo de Cisneros, por oficio de la misma fecha: á saber, los.
Desagradaron en Roma el anticipo y el donativo, y les negó el Papa su aprobacion; pero al propio tiempo concedió al rey católico un donativo honesto, con lo cual se agravó la dificultad.
Adormecidos bajo el suave yugo de sus dominadores, iban ya casi olvidando su religion y su lengua materna : Alí, hijo de Juceph, que era á un mismo tiempo monarca en Africa y en Andalucía, los colmó de distinciones: les concedió armas, y les dió por capitan á otro cautivo, caballero catalan, que le habia fielmente servido en Africa ganándole muchas victorias contra los almohades.
Pasado algún tiempo fué nombrado visitador del arzobispado y administrador del hospital de San Cosme y San Damián, llamado de Las Bubas, cargo que el cabildo de la ciudad le concedió con general aprobación de sus individuos.
De modo que, después de la metamorfosis de Galatea en novillo uncidero, dándose á reflexionar durante la convalecencia del tabardillo sobre el carácter de la gente del campo donde habitaba, á despecho de sus ilusiones se concedió á sí mismo que pedir prudencia, saber, dulzura y poesía á unos seres cuya sociedad constante son las bestias, cuya educación son las rudas tareas del campo, y cuyas aspiraciones están limitadas á salir del año sin morirse de hambre, es una exigencia que toca en lo ridículo. ¡Harto harán, los pobres, sabiendo saludar en turbio castellano!
Abde-r-rahman I no tenia propiamente hablando wizires que administrasen el Estado en su nombre: solo tenia cierto número de jeques que tomaban asiento en su consejo y le auxiliaban con su esperiencia y sabiduría. Tambien concedió asiento en el consejo á algunos de sus secretarios ó Catibes, como sucedió con Umeyyah Ibn Yazíd, mauli ó favorito de Moavia Ibn Merwan, su próximo pariente.
Las corrientes del Norte los matan, arrastrándolos muertos el gran torrente paterno con dirección á Terranova y á nuestro Océano, cuyo fondo constituyen. Ehrenberg los encontraba complicados, de una organización muy elevada, llegando á tal punto su liberalidad hacia los mismos, que les concedió ciento veinte estómagos á cada uno.
Y sabido es también, cómo fué allí descubierto su sexo y vuelta á España en 1624, donde la fama de sus hechos y extraña historia, se divulgó bien pronto, llamando la atención de todos, alcanzando tanto renombre, que en 1625, el rey Felipe IV le mandó dar 800 escudos en premio de su valor y el título de alférez, y el papa Urbano VIII le concedió especial permiso para que durante su vida usase, como hasta allí lo había hecho, el traje masculino.
Palabra del Dia
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