United States or Saint Barthélemy ? Vote for the TOP Country of the Week !


Don Amaranto de Fraile, a quien conocí hace muchos años en una casa de huéspedes, era, sin duda, un hombre fuera de lo común, no menos por la traza corporal cuanto por su inteligencia, carácter y costumbres.

Nada es mas necesario para la moralidad y el bienestar de las clases trabajadoras, en países donde la diversidad de estaciones modifica los climas, que la coexistencia de la agricultura y la industria, en beneficio comun, que permite aprovechar el tiempo en todos los meses del año.

Privadamente estos dos jóvenes, afines por carácter y temperamento, se miraban como hermanos, tenían una misma bolsa, comían en un mismo plato, y confundían en un común sentimiento sus pesares y alegrías. Desde la salida de Lázaro para su pueblo no se habían visto. Cuánto me alegro de que vengas acá! dijo Javier, abrazándole otra vez. Hacen falta jóvenes como .

Amigo mío contestó D. Juan, el vulgo lee ya El Citador y otros libros y periódicos librepensadores. En la incredulidad, además, está como impregnado el aire que se respira. No faltan jornaleros escépticos; pero las mujeres, por lo común, siguen creyendo á pie juntillas.

Las relaciones de Isidora con las hijas de su padrino, si cordiales al principio de la vida común, fueron enfriándose poco a poco. Isidora no disimulaba bien su idea de la inferioridad de Emilia y Leonor, ya en posición social, ya en hermosura, buen gusto y maneras de presentarse.

Don Ramón estaba ya acostumbrado a estas cóleras insensatas y no hacía caso alguno de ellas por haberle persuadido, no se sabe quién, de que era achaque común de todos los jóvenes que estudiaban filosofía y letras.

Sea hostigados por humillaciones y sufrimientos, sea que previesen la posibilidad de reunirse de nuevo a los ejércitos españoles, el depósito de prisioneros se sublevó un día, y abrió la puerta de los calabozos a los reos ordinarios, a fin de que le prestasen ayuda para la común evasión.

Eugenio de Salazar refiere años después que el capitán, maestre y piloto comían en una mesa; todos los demás lo hacían en cubierta sobre un pedazo de lona que más que de mantel servía para no manchar las tablas. Los marineros tenían platos grandes de madera en común y una gaveta de lo mismo para el vino.

Su predominio en los medios técnicos de exposición aparece así en el diálogo ordinario, que, sin embargo, se distingue del común y vulgar por un ligero tinte poético, como en el calor vehemente de la elocuencia.

Si así no fuere, ¿cómo será posible explicar que durante largos siglos, se hayan visto escuelas tan organizadas, como disciplinados ejércitos agrupados al rededor de una bandera? ¿Cómo es que una serie de hombres ilustres por su saber y virtudes, viesen todos una cuestion de una misma manera, al paso que sus adversarios no ménos esclarecidos que ellos, lo veian todo de una manera opuesta? ¿Cómo es que para saber cuáles eran las opiniones de un autor, no necesitásemos leerle, bastándonos por lo comun la órden á que pertenecia, ó la escuela de donde habia salido? ¿Podria ser ignorancia de la materia, cuando consumian su vida en estudiarla? ¿Podria ser que no leyesen las obras de sus adversarios?