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Actualizado: 14 de junio de 2025
Es absurdo imaginarse una familia, la familia de los Colones, propietaria absoluta de la décima parte de todo el continente americano, y a más de esto, la décima parte de las islas de Oceanía, cuyo hallazgo fue consecuencia del de América... Por esto el rey Fernando, experto hombre de negocios, miró siempre con recelo los tratos entre el Almirante y la reina.
Cuando don Cristóbal dispone de sus bienes continuó Maltrana ordena que se destine cierta cantidad al mantenimiento de uno de la familia para que se establezca en Génova y tome allá mujer, con el fin de que existan siempre Colones en la ciudad. ¿No le quedaban parientes en Liguria?... Parece que él y sus hermanos sean producto de una generación espontánea, sin ascendientes ni colaterales, lo que le obliga a este trasplante de una rama de la familia para dejar bien demostrado que Génova fue su nación... En el testamento reparte sus bienes entre hijos y hermanos y deja varias mandas para genoveses o personas de origen genovés... pero todos residentes en Portugal y alejados muchos años de su país de origen, mercaderes que conoció y trató durante su permanencia en Lisboa cuando estaba casado con la hija de otro genovés, circunstancia que bien pudiera haber influido en la decisión de su nacionalidad.
Pero en ese documento hay algo también que se presta al misterio. Se naturaliza español a Colón el menor por haber nacido fuera de España y ser extranjero, pero no se dice una palabra de su nacionalidad primitiva, del lugar de su cuna; no se menciona a Génova para nada... ¿Qué había de raro en el origen de estos Colones, todo lo referente a sus personas tendiese siempre a la confusión?...
Encima de la clave del arco lucia el nobilísimo escudo con las armas de los Colones, y á ambos lados, á modo de remates ó crestería, corrían grupos de delfines, alusivos á la empresa paterna.
No era falta de educación, sino que los párrafos de Bermúdez eran tan complicados, constaban de tantos incisos y colones, que oírle uno entero sería obra de regla. Le saludó con la finura «que le era característica» y se dispuso a acompañarle al salón.
En primer lugar, hay lo que se llama comedia antigua, bajo cuyo rótulo general se comprenden todas las obras dramáticas anteriores a Comella; de capa y espada, de intriga, de gracioso, de figurón, etc.; hay, en seguida, el drama, dicho melodrama, que fecha de nuestro interregno literario, traducción de la Porte Saint-Martin como El Valle del Torrente, El Mudo de Arpenas, etc.; hay el drama sentimental y terrorífico, hermano mayor del anterior, igualmente traducción, como La huérfana de Bruselas; hay después la comedia dicha clásica de Molière y Moratín, con su versito asonantado o su prosa casera; hay la tragedia clásica, ora traducción, ora original, con sus versos pomposos y su correspondiente hojarasca de metáforas y pensamientos sublimes de sangre real; hay la piececita de costumbres, sin costumbres, traducción de Scribe: insulsa a veces, graciosita a ratos, ingeniosa por aquí y por allí; hay el drama histórico, crónica puesta en verso o prosa poética, con sus trajes de la época y sus decoraciones ad hoc, y al uso de todos los tiempos; hay, por fin, si no me dejo nada olvidado, el drama romántico, nuevo, original, cosa nunca hecha ni oída, cometa que aparece por primera vez en el sistema literario con su cola y sus colas de sangre y de mortandad, el único verdadero; descubrimiento escondido a todos los siglos y reservado sólo a los Colones del siglo XIX. En una palabra, la naturaleza en las tablas, la luz, la verdad, la libertad en literatura, el derecho del hombre reconocido, la ley sin ley.
Palabra del Dia
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