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Escusado parece decir que la e que precede estos nombres es una enunciativa, la misma que sa en tagalog. No tengo, de la lengua referida de Timor-Laut, más que una corta lista de palabras, con la que no me es posible saber si nim ó ni tiene otro significado además del de la cifra seis.

Ya que no la esencia, conocerá el modo; ya que no logre adivinar ese algo infuso, esa cifra divina, esa última duda, esa duda suprema y venerable de que parece circuirse el espíritu providencial, logrará siquiera conocer lo que se ha revelado, lo que obra en la naturaleza, lo que Dios ha escrito en esa segunda teología, lo que Dios promete en esa segunda religion.

Tales eran en cifra los ensueños y las ideas con que a su vuelta de Roma trajo el Padre Ambrosio embargado el espíritu.

Apaciguólo Cador todo por medio de una moza de retrete de palacio, á quien habia hecho un chiquillo, la qual tenia mucho influxo con el colegio de los magos, y no empaláron á nadie; cosa que la murmuráron muchos doctores, y por ello pronosticáron la próxîma decadencia de Babilonia. Decia Zadig: ¿En qué se cifra la felicidad?

La Musa de la Noche sabe la cifra del amor, del dolor y del misterio, y me inicia en sus ritos sobrehumanos, mientras los otros hombres los hombres sanos que viven de día duermen en un grotesco amontonamiento de carnaza, como cansadas bestias sin horizontes en el pensamiento. Y también sin el exquisito tormento de la Poesía.

Como ejemplo de las materiales, casi como cifra y compendio de todas ellas, pongo el dinero, y ese le tenemos en abundancia, gracias a la espléndida munificencia del Padre Ambrosio. Alégrate pues, y ten pecho ancho.

Podía fijar la cifra; el capitán estaba dispuesto á satisfacer todos sus deseos; pero nada de vivir juntos. Le daría una suma importante para asegurar su porvenir y no verla más.

Difícil es conocer la cifra exacta a que se elevaron las fuerzas de paisanos armados; pero seguramente eran muchos, porque la convocatoria había llamado a todos los mozos de diez y seis a cuarenta y cinco años, solteros, casados y viudos sin hijos, de cinco pies menos una pulgada, medidos descalzos.

Luego pensó en la cifra, apreciando al mismo tiempo la edad del capitán. ¡Más de cien, y seguramente no pasaba de veintiséis años!... Tuvo el presentimiento de que iba á habérselas con algún esgrimidor ilustre cuyo nombre glorioso había sido obscurecido momentáneamente por la guerra. Ellos dos hablaron únicamente.

Hace sufrir el vértigo del infinito, lo mismo que cuando se mira arriba con el telescopio ó abajo con el microscopio. ¿Sabe usted cuántas combinaciones pueden hacerse con una baraja de cincuenta y dos cartas?... No cómo decírselo: ni el diccionario ni la aritmética conocen esta cifra por inútil, pues está mas allá de los cálculos humanos.