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Actualizado: 8 de julio de 2025
Autorizada la peligrosa innovacion con tan insigne ejemplo, pronto se rompió el dique del respeto á la antigüedad, y Donoso, Barnuevo, Churriguera, Thomé, Ribera y sus prosélitos, inundaron en pocos años el pais con sus licenciosas y amaneradas invenciones.
Admiraba por este tiempo con sus resaltos, retruécanos y enorme hojarasca, un arquitecto, maestro mayor de Madrid, llamado D. Francisco Hurtado Izquierdo, que habia construido la capilla del Sagrario de la Cartuja del Paular: profesor contemporáneo del famoso Churriguera, con quien rivalizaba en el desarreglo de la fantasía.
Puede ser que la conservasen, como sin duda alguna conservaron la tribuna de Almanzor convertida en sacristía; mas habiendo sido despues dos veces reedificada, una bajo el imperio del gusto tudesco y otra bajo el funesto influjo del estilo de Churriguera, no permite hoy este doble disfraz apreciar ninguno de los lineamientos de la obra del rey sabio.
Cruz, con su portada é iglesia de S. Luis, obras todas ejecutadas en la corte; siguiéronle en Madrid, y aun extremaron su detestable escuela, D. José Churriguera con el túmulo que levantó para las exequias de la reina D.ª María Luisa de Orleans, D. Pedro Ribera con sus portadas del Hospicio y del Cuartel de Guardias de Corps; y en las provincias Herrera el mozo, autor del templo del Pilar de Zaragoza; Thomé, que trazó el intrincado y célebre Trasparente de la catedral de Toledo; Arroyo, que hizo la casa de moneda de Cuenca; Rodriguez, que ideó la portada del colegio de Santelmo de Sevilla; Moncalan y Portelo, que dirigieron la fábrica del hospital de S. Agustin de Osma; y rivalizando estos entre sí en el deseo de producir cosas nunca vistas y de separarse en todo de las reglas de la antigüedad, rompieron las líneas, hicieron cortes y resaltos revesados, retorcieron los entablamentos y los interrumpieron, alteraron todos los miembros arquitectónicos, y abandonándose al frenesí de su imaginacion desarreglada, llegaron á una completa dislocacion de las formas y de los miembros.
Allí eran los últimos arrebatos de cariño; y las pobres mujeres, después de desaparecer sus hijos, aún permanecían inmóviles, mirando con estúpida fijeza, al través de sus lágrimas, al rey que, espada en mano, corona la obra arquitectónica de Churriguera. Isidro también encontraba a su madre al volver al Hospicio en los días de paseo.
En él veis borrados los junquillos y doseletes; notáis el rastro del arco estalactítico, echáis de ver un resto de friso greco-romano, y acaso encontráis algún extravagante delirio de Churriguera; todo revuelto y remendado, pero todo elocuente y revelador de pasados destinos. La Catedral, sobre todo, es la urna cineraria de las grandezas españolas.
Todas las profanaciones que legó á este grandioso edificio el malhadado Churriguera desaparecen y quedan enterradas bajo la noble gentileza de aquella fachada dórica, tan pura y colosal, y de aquellas naves corintias cuyas pilastras equivalen á otros tantos monumentos.
Palabra del Dia
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