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Actualizado: 13 de septiembre de 2025
Lo desdoblé, y vi una especie de cuadro sinóptico de los que se usan en las escuelas para determinar los trabajos de los niños, lleno de claves artísticamente trazadas y de rayas admirablemente hechas con tinta de China. Era la obra de un gran calígrafo: Mañana. De tal hora a tal hora: Examen de cuentas. De tal hora a tal hora: Correspondencia.
La tal doncella desmentía, además, ciertos excesos de piedad atribuidos a la dama: sus actos de penitencia consistían en no tomar nada, aunque lo desease, fuera de horas, abstenerse de algún bocado sabroso, escoger, por breve rato, asiento incómodo y hasta estar unos minutos puestos en cruz los brazos: pero era falso, según la pecadora sirvienta, que la Condesa usara cilicio bajo el corsé de raso, ni que tuviera costumbre de llevar por voluntaria molestia alguna china en los zapatos, antes al contrario, se calzaba exquisitamente; ni que durmiera los viernes con una astilla entre las sábanas, ni que hiciera en el suelo cruces con la lengua.
Además, mi idea de resucitar, para bien de la China, la personalidad de Ti-Chin-Fú, me parecía ahora un absurdo, una insensatez de sueño.
Y si no es más laudable, es mil veces más asombroso el mágico saber de los mahatmas, que no puedo negar, porque de él he sido testigo. ¿Pero en lo fundamental, hay progreso acaso o hay mejora en Europa, en la India o en la China? Yo sospecho lo contrario.
De lo que vio y observó en la China, bien pudiéramos poner aquí bastante, ya que en los archivos de Sevilla, privados y públicos, se conservan curiosísimas notas de Morsamor y de Tiburcio. Pero nosotros juzgamos conveniente pasar por alto todo esto.
El mismo licenciado, amigo del autor, dice tambien que la obra de Acosta, «no fué criada como otra en los descansos de sus naturalezas i patrias, sino en la dureza de tristes cautiverios, cual él los padeció en la Africa, en la Asia i en la China. Allí probó i esperimentó con el trabajo que se puede pensar todo lo que escribe de plantas i drogas.»
Se dirá ¿y en qué consiste lo expuesto? Pues es muy sencillo, con una buena carta á la vista del Océano Pacífico que comprenda desde las costas de China hasta el estrecho de Malaca, se deducen las consecuencias de aquella real al par que triste verdad.
Recuerdo también un octante antiguo muy grande y muy pesado, de cobre, con la escala para marcar los grados, de hueso. Sobre la consola solían estar dos cajas de té de la China, una copa tallada en un coco y varios caracoles grandes, de esos del mar de las Indias, con sus volutas nacaradas, que uno creía que guardaban dentro un eco del ruido de las olas.
Habla poco y su acentuación señala al gascón, por más que dice es alemán; come bien, y sobre todo bebe mejor. Completaban los comensales, una pálida, mestiza china, más difícil de bosquejar que el anterior. Al lado de la mestiza, observaba y comía el autor de estas líneas.
Sin querer, miro a los pies de la niña, unos pies lindos y pequeños de princesa china, envueltos en unas botas muy rotitas, muy rotitas... Esta dolora no la siente ni la rima el poeta malo. Pienso en los cinco leones que quedan en casa, y este emocionante poema del mal poeta casi me hace llorar.
Palabra del Dia
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