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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Esta prodigiosa facultad inutilizaba en parte los colores de que se visten las especies tímidas para fundirse con la luz ó la sombra. Los grandes carniceros veían mal, pero rascaban el fondo con un tacto adivinatorio y husmeaban á prodigiosas distancias. Sólo peces mediterráneos, especialmente los del golfo de Nápoles, vivían en los estanques de Acuario.

La mazorca, como los cabochiens, se compuso en su origen de los carniceros y desolladores de Buenos Aires. ¡Qué instructiva es la Historia! ¡Cómo se repite a cada rato!... Otra creación de aquella época fué el censo de las opiniones. Esta es una institución verdaderamente original.

En la calle de Carniceros, casa núm. 7, en la de las Cabezas, núm. 16, en la de la Pierna, en la plaza de S. Andrés: ejemplos que recordamos en este momento; lo que equivale á citar uno entre mil.

Los carniceros carnívoros están poco representados en Mindanao, lo mismo que en el resto del Archipiélago. Los roedores son muy escasos, no tanto en variedades como en número, lo cual no ocurre en todo el Archipiélago, pues en las Calamianes hay años que destruyen las cosechas, pasando de unas á otras islas en grandes bandadas.

En la taberna del Sr. Poenco no se pensaba más que en libaciones en honor del gran suceso. Los majos, contrabandistas, matones, chulos, picadores, carniceros y chalanes, habían diferido sus querellas para que la majestad de tan gran día no se turbara con ataques a la paz, a la concordia y buena armonía entre los ciudadanos.

Cada cofrade debía llevar por signo distintivo, a más de la cruz, una corona de rosas... ¡Horrible confusión! ¡El símbolo de inocencia y de ternura sobre la cabeza de los degolladores!... ¡Rosas y sangre!... La sociedad odiosa de los cabochiens, es decir, la horda de carniceros y desolladores, fué soltada por la ciudad, como una tropa de tigres hambrientos, y estos verdugos sin número se bañaron en sangre humana» .

En su ciego furor, degollaban á los recién nacidos y mataban las hembras preñadas. A menudo, sólo las matan para utilizar la piel, desperdiciando enormes cantidades de aceite. Tales carnicerías son una escuela detestable de ferocidad que deprava indignamente al hombre, estallando los más abominables instintos en medio de esa embriaguez de carniceros. ¡Vergüenza para la humana naturaleza!

Esta desorganización de la sociedad iba de día en día aumentándose como un cáncer y avanzando hasta el corazón, si bien podía discernirse el camino que traía desde la tienda de Rosas a la campaña, de la campaña a un barrio de la ciudad, de allí a cierta clase de hombres, los carniceros, que eran los principales instigadores.

«En esta ciudad se prendieron algunos carniceros y juntamente con ellos á los cobradores de sus tablas porque introducian y vendían la carne de oveja por de carnero conque vbo vna destrucción muy grande y algunas paridas se murieron de comer dicha carne y á los enfermos que se les lleuaua y la comian se morían algunos y otros eran tantos los cursos que hacían que perdían el sentido y no se sabía á que atribuir.

Los fuertes se nutrían á su vez con las substancias concentradas de los pequeños carniceros. El fondo del Océano, desierto monótono de barro ó de arena, producto de un sedimento de centenares de siglos, ofrecía de tarde en tarde un oasis de extraña vegetación.

Palabra del Dia

atormentada

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