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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Confuso y desconfiado ya, apenas sabia adonde volverse: insistió en su antiguo sistema de moderacion, no porque lo creyese mas eficaz, sino porque le repugnaba derramar en luchas estériles mas sangre. Sufria en tanto el pueblo é ignoraba la causa de su sufrimiento. Cansado de padecer, la atribuyó como de ordinario á su califa y le depuso.
Llora, Córdoba, llora si es que lágrimas pueden brotar aun de estos tus ojos: ya no existe el que ha sido tu última esperanza; ya no podrá volver á desnudar por tí la espada. Llora, desdichada ciudad, llora porque no es ya solo el califa quien ha muerto, ha muerto tambien el califato. Acabas de perder tu corona de reina en esa fatal jornada: levanta como en otro tiempo la voz... nadie te escucha.
En el lado del norte tenia un grande arco de herradura, correspondiente al muro de refuerzo de la prolongacion debida á aquel Califa; en el lado de oriente tenia una gran ventana de arco angrelado, y dos puertas pequeñas á los lados, que comunicaban á la tribuna embellecida por Almanzor; en el lado de mediodia ostentaba, haciendo gala del estilo bizantino del tiempo de Al-hakem, una combinacion de arcos de segmentos que se cruzaban en el espacio y formaban aspas de undosas cintas en los intercolumnios, en todo semejante á la decoracion que desplegaba enfrente el vestíbulo del Mihrab.
Caleb cabalgaba gentilmente en un magnífico asno egipcio, dirigiéndose por el camino que, desde Esbilia, derecho guía a la ciudad de Córdoba, morada entonces del Califa.
Vemos primeramente á un sabio é intrépido arquitecto del califa An-nasír demoler el antiguo alminar, y levantar en su lugar otro cuya mole de considerable altura no tiene igual en el mundo por su distribucion y proporciones. Empléanse en echar sus cimientos cuarenta y tres dias, profundizándolos hasta encontrar agua.
Depuesto Hescham, fue elegido califa su wazir Gehwar-ben-Mohammad, hombre de talento, de severas costumbres, de tanta resolucion como prudencia, de mucho menos celo por su gloria que por la causa de su patria. Gehwar-ben-Mohammad conocia perfectamente la situacion de Córdoba: sabia que su papel de reina habia concluido, y que podia aspirar cuando mas á salvarse del furor de la anarquía.
Aunque Almanzor era solamente hagib ó primer ministro del verdadero califa, Hixem II, mandaba de hecho como rey, y por tal le tenia el pueblo castellano. Véase pág. 189. Ambrosio de Morales, Crón. lib. XVI, cap. 45. S. Zoil y S. Félix, que llevó al famoso monasterio de Carrion.
Este púlpito, que por lo visto era de mosáico de madera, pedrería y metales, de gran prez, estaba reservado al Califa, y en él se depositaba tambien el objeto principal de la veneracion de todos los muslimes de Andalucía y Almagreb , que era una copia del Koran que se suponia escrita por Othman, y aun manchada con su preciosa sangre.
La historia no dice si se llegó o no a saber la clave de estas dos misteriosas palabras; pero sí se sabe, y consta por las crónicas de aquel tiempo, que Catur y el señor Alicak llegaron al estado prometido por Lokman, siendo al propio tiempo nombrados visires por el Califa.
Recuerda, oh príncipe, aquel proverbio que dice: mejor es seguir el ejemplo de los otros y salvarse, que perderse por no seguir la senda trillada. Oido lo cual, esclamó el Califa: ¡Por Allah, dices bien! Seguiré el ejemplo de los tabíes, cuya opinion en esta materia es de gran peso. Y mandó que la quibla se pusiese donde el faquíh proponia.
Palabra del Dia
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