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Allí, en días más dichosos, estábamos con los viejos y los niños de la familia pasando felizmente las horas caldeadas del día como en un salón de verano.

Acompañábanlos dos muchachas, orgullosas de esa opulencia, cuya magnitud se acusaba en la expresión un tanto hastiada de los mensú, arrastrando consigo mañana y tarde por las calles caldeadas, una infección de tabaco negro y extracto de obraje.

Se enrojecían los ojos; parecía que las pestañas iban á consumirse, secábase la piel sintiéndose en cada poro una aguja ardiente, y los pies movíanse inquietos, agitando las caldeadas suelas de los zapatos.

Por aquella dirección soplaban de vez en cuando ráfagas de aire caliente, que procedían, sin duda, de las caldeadas regiones de Australia, tal vez de aquel gran desierto de piedra que ocupa gran parte de ese enorme continente. El mar comenzaba también a agitarse. Las olas iban tomando un tinte amarillento rojizo y se cubrían de espuma.

Las marismas reunidas sobre la cubierta a proa callaban y mis compañeros, excepto Julia, dormitaban sobre las tablas caldeadas, al abrigo de la vela extendida a popa formando carpa. Nadie se movía a bordo. La mar estaba quieta como una masa de plomo a medio fundir. El cielo límpido y descolorido por el resplandor del sol de mediodía reflejaba sobre el agua como en un espejo empañado.

Al meterse en la cama, con el corazón apretado, quiso analizar la emoción que la dominaba; quiso remontarse a la causa. Sintió vergüenza de ella. Su orgullo le hizo exclamar con rabia y en voz alta: ¿A que me importan esas picardías? ¿Qué tengo que ver con él ni con ella? Pero acabado de proferir tales palabras sintió las mejillas caldeadas por el llanto.

Las paredes, caldeadas, arrojaban de su seno los parásitos del verano. Las chinches caían del techo, las pulgas saltaban sobre los baldosines. El señor Vicente no podía remover sus pilas de volúmenes sin que saliesen a la desbandada las cucarachas en repugnante correteo. Feli sentía aumentar sus náuseas y su inapetencia con este asqueroso renacimiento que la rodeaba. Apenas comía.