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Actualizado: 27 de mayo de 2025
No faltó más para que aquello se pareciese a la entrada de D. Quijote en Barcelona, sino que los muchachos aplicaran a ciertas partes del caballo que montaba don Pedro las célebres aliagas, y aun creo que algo de esto aconteció al fin del triunfal paseo y cuando se volvían a la Isla.
Consultad también las noticias que preceden á la traducción hecha por Malsburg. En cuanto á D. Lope de Figueroa, uno de los capitanes más célebres de los ejércitos de Felipe II, véase á Suárez, Historia de Guadix, lib. II, cap. 2.º, y á Escalante, Diálogos militares, diálogo 3.º, folios 41 y siguientes. En Vanderhamen, Historia de D. Juan de Austria, lib.
Hay siempre en Verona, como punto céntrico entre Milan y Venecia, 30 á 40,000 tudescos. Despues de Verona se pasa por Vicenza, ciudad de treinta mil habitantes: un poco ántes de llegar, y situados sobre una elevacion, se ven los restos de los castillos mismos que habitaron los célebres Montecchi y Capuleti.
Después de haber desechado muchos, pensó en uno que hay en Ecija, con cuya abadesa se carteaba, porque era allí donde se hacían los célebres bizcochos de yema imitados por Juana la Larga.
Estaba él convencido de que sabía latín, y citaba a veces los autores más célebres, aplicándoles lo que estos desgraciados no pensaron nunca en decir. ¡A tales imputaciones calumniosas está expuesta la celebridad!
Sobre aquellos cinco hay que apuntar doce más en la cuenta; total, diez y siete partos, que recordaba asociándolos a fechas célebres del reinado de Isabel II. «Mi primer hijo decía nació cuando vino la tropa carlista hasta las tapias de Madrid. Mi Jacinta nació cuando se casó la Reina, con pocos días de diferencia.
Al contemplar Isidro este figurón con el pecho constelado de condecoraciones, encontraba cierta semejanza a su poderoso amigo con varios prestidigitadores célebres. Después, sintió ganas de reír ante la seriedad y el empaque con que el senador se mostraba en el retrato. Era un caballero que se hacía representar de visita en su propia casa.
A la otra parte del río existen aún las enormes rocas donde estuvieron las célebres prisiones de Pierre-Chatel, cuyo edificio pertenecía al Estado. El paisaje es allí magnífico e incomparable: entre dos rocas enormes hay un desfiladero: después de los días transcurridos, aún temo que aquellas masas de prodigiosa altura se desprendan y nos sepulten entre sus peñascos.
De suerte que, estando el general en Guapás, no eran acaso tan conocidas y célebres, aunque el Emperador en el mismo año 1549 recibia por su quinto real, cada semana, treinta mil, y muchas veces cuarenta mil libras de plata: y en lugar de jornal se daba á los mineros, por el trabajo de una semana, una, y algunas veces, dos libras de plata.
Hombres de gran mérito depositaron en este repertorio cantidad de versos y pensamientos justamente célebres. El álbum de la Gran Cartuja es incontestablemente el padre y modelo de los álbums.»
Palabra del Dia
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