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Actualizado: 4 de noviembre de 2025


Señor don Gil objetó María de la Paz haciendo esfuerzos para aparecer serena: no creía yo que fuese usted tan libertino. Vamos, nosotras teníamos de usted otra idea; creíamos que.... Yo soy, señora, un hombre como los demás. Admiro las obras bellas de la Naturaleza, y una mujer hermosa es....

Todo en Doña Clara manifestaba salud y lozanía, y, sin embargo, en torno de sus ojos, fingiéndolos mayores y acrecentando su brillantez, se notaba un cerco obscuro, como el morado lirio. Era Doña Clara más alta que su amiga Lucía, bastante alta también, y, aunque delgada, sus formas eran bellas y revelaban el precoz y completo desenvolvimiento de la mujer.

La escuela de bellas artes, la imprenta nacional y otros varios edificios públicos y privados merecen visitarse; pero a este respecto conviene que se busque la información correspondiente en las guías destinadas al objeto.

Aquí paran, sin pasar adelante, á investigar á dónde van á morar, ni quién es el artífice de tan bellas criaturas que les dió el ser y le sacó de la nada, ni saben dar razón de esto.

Además, en el firmamento las estrellas con luz refleja aparecen tan bellas como las que la tienen propia.

Porque según la costumbre de aquella tierra casi hubiera sido desacato o irreverencia hablar en prosa a señoras tan bellas y de tan alta guisa.

a morir otra vez y mil, libando el néctar delicioso de tu aliento en la fresca amapola de tu boca. Huérfano muy niño, se trasladó a Manila en 1892. Allí estudió Derecho y comenzó a cultivar las bellas letras.

El comercio y las bellas artes, como he dicho, son las principales demostraciones de la historia y de la actividad actual de Ambéres.

Oíd, las damas bellas, este canto, A quien ha repartido la natura De su grande valor, y bienes tanto, Que se huelga de ver ya su hechura; Causaros ha á vosotras mas espanto, Por ser de delicada compostura, Y llorareis con migo un mal tamaño, De desastrado fin y crudo daño.

Volved los ojos, y vereis ardiendo De la ciudad los encumbrados techos, Escuchad los suspiros que saliendo Van de mil tristes lastimados pechos; Oid la voz y lamentable estruendo De bellas damas, á quien, ya deshechos Los tiernos miembros en ceniza y fuego, No valen padre, amigo, amor, ni ruego.

Palabra del Dia

vengado

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