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Actualizado: 26 de junio de 2025


Un ardor belicoso se había despertado en los emigrantes de popa, impulsando a unos contra otros. Los rusos jóvenes, de barbas de oro y camisas rojas, boxeaban con los alemanes de brazos nudosos y blancos. Se veían narices quebradas exhibiendo los remiendos de unas tirillas puestas en la farmacia. Los más forzudos exhibían con orgullo sus bíceps adornados con tatuajes azules.

Cuando se descorría la mampara de hierro que tapaba el horno, las llamas enrojecían las paredes, y su reflejo, resbalando por los tableros cargados de masa, coloreaba los blancos taparrabos y aquellos pechos atléticos y bíceps de gigante, que, espolvoreados de harina y brillantes de sudor, tenían cierta apariencia femenil.

Insultaba á los croupiers, invitándoles á salir á la plaza, mientras distendía sus bíceps de boxeador; era preciso llamar á uno de los altos directores para que le apaciguase con todas las reflexiones paternales que merece un cliente asiduo. Este hombre, que en su juventud no había creído en Dios ni en el diablo, vivía sometido á supersticiones que regocijaban á Castro.

Sus labios estaban contraídos siempre con una sonrisa despreciativa. Sin hablar ni moverse, parecía otro hombre distinto. El inglés se había despojado de la americana y el chaleco y, remangándose la camisa, enseñaba los bíceps de sus brazos, que eran en verdad poderosos, entreteniéndose en dar sobre ellos con las botellas vacías hasta partirlas.

Partieron de abajo unos silbidos de aviso, y poco á poco izaron, á fuerza de bíceps, una enorme lona cuadrada, que servía de toldo en el patio del palacio del gobierno cuando se celebraban fiestas oficiales durante el verano.

Y como para devolverle el saludo, agarró con su mano callosa un brazo del picador, apretándole el bíceps con sonrisa de admiración. Quedaron los dos contemplándose con ojos afectuosos. El picador reía sonoramente. ¡Jo! ¡jo! Yo te creía más grande, Plumitas... Pero no le hase; así y too, eres un güen mozo. El bandido se dirigió al espada: ¿Pueo almorzar aquí? Gallardo tuvo un gesto de gran señor.

Palabra del Dia

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