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El catolicismo, firme y dominador en unas naciones de América, débil y transigente en otras, era también una fuerza tradicional que mantenía viviente el pasado, común a todas ellas. Los europeos aprendían el español para entenderse con los pueblos jóvenes de América. El castellano era el tercer idioma mundial gracias a su difusión en el Nuevo Mundo.

De esta suerte, paseando mucho y estudiando algo, pero asimilándose su inteligencia fácilmente lo que aprendían, llegaron a ser un término medio entre el estudiante sorbedor de textos, que suele al fin no servir para nada, y el pigre holgazán, que degenera en pillastre.

Según Palomino estudió anatomía en Durero y Vesalio, expresión en Juan Bautista Porta, perspectiva en Daniel Barbaro, aritmética en el bachiller Juan Pérez de Moya, geometría en Euclides, rudimentos de arquitectura que aprendían todos los pintores de su tiempo, en Vitrubio y Viñola, y finalmente elegancia, poesía y buen gusto, en la culta sociedad de aquellos ilustres varones que frecuentaban la casa de su suegro.

A las once la campana de Trembles anunciaba el almuerzo; era el primer momento del día en que se reunía la familia y ponía a los dos niños bajo la mirada del padre. Uno y otra aprendían a leer, modesto comienzo, sobre todo para el muchacho, en quien Domingo cifraba, creo yo, la ambición de ver realizado un éxito en oposición diametral del fracaso de su propia vida.

Mientras los niños de su edad aprendían a leer, él daba la vuelta a la muralla, sin que le asustasen las piedras derrumbadas, ni las zarzas que cerraban el paso. Sabía dónde había palomas torcaces é intentaba coger sus nidos, robaba fruta y cogía moras y fresas silvestres. A los ocho años, Martín gozaba de una mala fama digna ya de un hombre.

Desconfiaba algo la buena señora de la eficacia de los institutos religiosos para enderezar a la gente torcida. Lo que allí aprendían, decía, era el arte de disimular sus resabios con formas hipócritas. En el mundo, en el mundo, en medio de las circunstancias es donde se corrigen los defectos, bajo una dirección sabia.