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Actualizado: 4 de junio de 2025
Uno de ellos, caballero colombiano, perfectamente culto y cortés, como todos los que he encontrado en mi camino, me preguntó, inquieto, si yo tenía noticia de lo que era la navegación del Magdalena, y como, en caso afirmativo, había cometido la chambonada de embarcarme en el Antioquía. «Porque ha de saber usted prosiguió que cada uno de los vapores que recorren el río, desde Barranquilla a Honda, tiene su reputación particular, sus condiciones propias, perfectamente conocidas de todo el mundo.
32 Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabra. 33 Y pasando allí algún tiempo, fueron enviados de los hermanos a los apóstoles en paz. 34 Mas a Silas pareció bien el quedarse allí. 35 Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el Evangelio con otros muchos.
La prensa, que es periódica, tiene poco alimento para el reportaje en la vida regular y monótona de Bogotá; con frecuencia el Magdalena se ha rezagado con exceso, los vapores que traen la correspondencia se varan y se pasan dos o tres semanas sin tener noticias del mundo. ¿Dónde ir a tomar la nota del momento, el chisme corriente, la probable evolución política, el comentario de la sesión del Senado donde el «macho» Alvarez ha dicho incendios contra el Presidente Núñez, que Becerra ha defendido con valor y elocuencia? ¿Dónde ir a saber si Restrepo está en Antioquía de buena fe con los independientes, o lo que Wilches piensa hacer en Santander?
27 Así que, enviamos a Judas y a Silas, los cuales también por palabra os harán saber lo mismo. 28 Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: Pasadlo bien. 30 Ellos entonces despedidos, descendieron a Antioquía; y juntando la multitud, dieron la carta. 31 La cual, como leyeron, fueron gozosos de la consolación.
25 Y Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalén cumplido su servicio, tomando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. 1 Había entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Un vapor cualquiera en el Magdalena gasta de cuarenta a cincuenta burros de leña diarios; el Antioquía consume el doble, pero en cambio anda la mitad menos que los demás.
El Antioquía, además de los inconvenientes que antes mencioné, tiene el de llevar sus ruedas a los costados; éstas, además de producir un fragor que haría creer se va navegando en una catarata movible, impiden, por las oscilaciones que imprimen al buque en los pasajes difíciles, que éste se sobe en los regaderos, esto es, que se deslice sobre las arenas.
A la hora de marcha, se oye la campana del práctico, la máquina se detiene y los contramaestres a proa comienzan a sondar. El Antioquía necesita para pasar cinco pies y medio por lo menos. Nos precipitamos todos ansiosos a proa y tendemos ávidamente el oído a los gritos de los sondeadores: «¡No hay fondo!» ¡Nueve pies! ¡Ocho escasos! ¡Seis largos!
El vapor Antioquia llevaba un fuerte cargamento de senadores y representantes, sin duda no-asegurados, y por lo mismo su viaje era doblemente interesante.
En los numerosos inventarios de los tesoros de los templos, se trata del samit de Persia, de Egipto, de Alejandría, el baudequin de Bagdad, etc.... En el saqueo de Antioquia en la toma de Constantinopla en Damieta los Cruzados encontraron entre otras riquezas, cantidad de telas.
Palabra del Dia
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