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Algunos días no obstante, a la puesta del sol, un soplo de aire tibio llegaba de la parte de tierra, que advertía deliciosamente a los pacíficos habitantes de Nieva de la presencia en aquel partido judicial de la más amable y coqueta de las estaciones.

»En esto, el que tenía Leonela de verse cualificada, no de con sus amores, llegó a tanto que, sin mirar a otra cosa, se iba tras él a suelta rienda, fiada en que su señora la encubría, y aun la advertía del modo que con poco recelo pudiese ponerle en ejecución.

Gracias, muchas gracias replicó la momia dando en dirección a la escalera algunos pasos en los cuales se advertía marcado prurito de agilidad . Yo también necesito excusarme por haber dicho a usted algunas palabras inconvenientes, confundiéndole con ese hombre basto, ese Zugarramurdi, que es un mueble con andadura. Salvador le ofreció el brazo que ella no tuvo inconveniente en aceptar.

De Pas había querido echar todo el peso de la censura eclesiástica y las más severas penas sobre Contracayes; pero gracias a los ruegos del notario había consentido, antes de proceder, en celebrar una conferencia con el párroco montañés, prometiendo que, si advertía en él verdadero arrepentimiento, se contentaría con un castigo de carácter reservado, que en nada perjudicaría la fama del clérigo, gran elector, y muy buen partidario de la causa óptima.

Conocía bastante la displicencia del joven; pensó que se encontraba disgustado entre tantos desconocidos, y que eso bastaba para tenerlo descontento hasta el punto de inspirarle palabras acerbas. No era la primera vez que María Teresa advertía los celos de Juan, pues consideraba legítimo que un antiguo compañero sintiese ojeriza hacia los que trataban de captarse su amistad.

Que en esta mirada se advertía un soberano desdén no hay para qué decirlo, y que este desdén se hallaba perfectamente justificado, tampoco creo necesario demostrarlo. ¿Cómo ha de sufrir con paciencia, verbigracia, la hija de un auxiliar de la clase de primeros, que la de uno de la clase de cuartos pasee y disfrute de la vista del mundo en el mismo paraje que ella?

De vez en cuando, no obstante, cruzaba por su rostro una sombra: poníase de repente seria y pálida, y clavaba los ojos con obstinación en cualquier objeto. Andrés, en cuanto lo advertía, procuraba distraerla.

No había terminado aún esta pregunta, cuando una mirada colérica de la señorita Margarita me advertía que me hacía sospechoso de no qué irreverencia burlona. Aun cuando no me sintiese realmente culpable sino de una necia torpeza, me apresuré á dar á la conversación un giro más agradable.

Casi no se advertía más movimiento que el piafar de los caballos y el batir continuo de sus colas espantando las moscas bravas y a ratos el «gué»... «gué»... de alguna gallina que salía de los pastos en busca de su nidal; ¡pero en medio del sopor de aquella hora bochornosa una racha helada cruzaba por la estancia!...