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Ama y criada rompieron a reír, y Juanín lanzó una carcajada graciosísima, repitiendo la expresión, y dando palmadas como para aplaudirse. ¡Qué cosas le enseña usted!... Vaya, hijo, no digas exprisiones... ¿Me quieres? le dijo la Delfina apretándole contra . El chico clavó sus ojos en Izquierdo.

De los cuatro puentes de Lucerna los mas notables son: el de Hof, que mide 360 metros de longitud y atraviesa el vértice del lago, ofrece un admirable punto de vista sobre las montañas, y está adornado en su interior con 238 malos cuadros pintados al óleo que representan pasajes bíblicos; y el de Kapell, que domina el punto en que el lago se convierte en rio, mide 324 metros y contiene 154 cuadros de muy antigua fecha que representan sucesos de la historia de Suiza y la vida y milagros de los dos santos patronos de la ciudad, Por curiosos que sean esos puentes vetustos es de aplaudirse la resolucion de la ciudad de demolerlos para establecer malecones y muelles á lo largo de las márgenes del rio, y reemplazarlos con mas sólidas y elegantes construcciones.

Así es que D. Fadrique se reía de las consecuencias de su desprendimiento, y no por eso dejaba de aplaudirse de haberle tenido. Lo que á él le importaba era que su pura y hermosa hija no disfrutase de nada que no fuese suyo ó por lo que en compensación no hubiera él dado lo equivalente con usura.

Y con todo, aun así, más suele aplaudirse que vituperarse este modo de sentir y de pensar. Yo no soy español, por ejemplo, porque lo he querido, sino porque el cielo ha dispuesto que lo sea, y, sin embargo, no pocas personas celebran y muchas disculpan el elevado concepto que tengo yo de los españoles.

En efecto, las lavanderas de Madrid gozan de la proteccion especial de la reina, y es ella quien ha costeado los rústicos aparatos ó lavaderos donde ganan la vida esas pobres mujeres, trabajando al sol y á la intemperie. Aquello vale bien poco, pero al ménos es de aplaudirse la intencion.

Así también pueden disculparse y quizás aplaudirse por lo candorosos ciertos pormenores de usos y costumbres que no yo si son anacrónicos o no lo son, por mi escaso saber en arqueología. Así, por ejemplo, si los niños del tiempo de Cristo, avecindados en Nazaret, jugaban ya al escondite, al salto de la comba y a la gallina ciega como los niños de ahora. Candor es este que puede hacer gracia.