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Actualizado: 20 de julio de 2025
Lo que, salvando nuestra conciencia de historiadores veraces podemos afirmar, es que Esperancita tardó bastante tiempo en advertirlo, y que después de advertirlo no causó en ella la honda impresión que debía esperarse. En el gabinete costurero donde los introdujeron, estaban bordando D.ª Esperanza, Mariana y Esperancita.
Como detalle curioso relacionado con el conocimiento de la época merece saberse que el caballero holandés Aarsens de Somerdyck, que vino poco tiempo después a España, cuenta la causa de la enfermedad diciendo que don Pedro de Aragón, gentil hombre de la cámara de S. A., le dejó pasar una noche con una ramera, de lo cual se le originó gran debilidad y fiebre: los médicos, ignorantes del origen de la dolencia, le sangraron, acelerando la muerte; y don Pedro, por consentir el exceso o no revelarlo oportunamente, cayó en desgracia, aunque era cuñado del privado, castigándosele con no volver a la corte y obligándosele a vivir en un extremo de la ciudad sin que se le permitiera hacer ni recibir visitas con ostentación . Como los naturales de otras naciones que vienen a viajar por la nuestra para escribir luego sus impresiones y aventuras no suelen distinguirse por prudentes y veraces, sino pecar por descuidados y embusteros, pudiera ser que el Príncipe no muriese de lo que el holandés refiere.
Aquellas sencillas gentes refirieron cosas tan extrañas vistas por ellos mismos, según aseguraban, o sabidas por personas veraces que apenas se podía creer nada de lo que contaban. Fuera proseguía sin interrupción el tumulto, el rodar de los carros, el berrear de los rebaños, el clamor de los fugitivos, lo que producía el efecto de un descomunal zumbido.
Por el contrario, quando son las cosas muy extrañas, y muy grandes, necesitamos de grandes pruebas para creerlas, porque por ser extrañas están fuera de nuestra comun observacion, y así para darlas el asenso es menester que los que las aseguran sean veraces, desapasionados, buenos Lógicos, y amantes de la verdad; y si les faltan estas circunstancias, no han de ser creidos.
Desapareció el mercado de fruta en los años de la invasión francesa, y entonces se construyó el paseo, habiéndose, hacia 1816, edificado la capilla que existe en las gradas del templo del Salvador, y á la cual trasladóse la imagen de la Virgen del Carmen, que estuvo hasta entonces en un retablo de la calle de las Sierpes, según escriben veraces autores.
Podráse decir contra esto, que algunas personas santas y virtuosas dicen de sí mismas haber tenido visiones y apariciones, por donde es forzoso, ó creerlas, ó tener á tales personas por no veraces. Es así que hay muchas visiones y apariciones de Varones santos; y al mismo tiempo es cierto que hay muchas apócrifas, ó fingidas por otros que se las atribuyen con ánimo deliberado de captar al Pueblo.
Nuestras respuestas, sin dejar de ser veraces, han de ser suaves, tranquilas, bondadosas, con arreglo a esta bella fórmula de San Francisco de Sales: «Quien te dice una verdad con cortesía te echa rosas a la cara». La mujer ha de ser abeja cargada de miel y desprovista de aguijón.
Palabra del Dia
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