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Actualizado: 16 de octubre de 2025
Pasando con desdén por junto a los espiritistas, se sentaba en el círculo de los empleados, oyendo más bien que hablando, y permitiéndose hacer tal cual observación con voz de ultratumba, que salía de su garganta como un eco de las frías cavernas de una pirámide egipcia. «Dos meses, nada más que dos meses me faltan, y todo se vuelve promesas, que hoy, que mañana, que veremos, que no hay vacante...».
Era demasiado joven para no tener ideas absolutas, y pensaba con toda convicción, que en cuestión de pesares, nada es comparable a un amor desgraciado. Si el curato del Pavol se ve vacante algún día, Reina, lo aceptaré con júbilo; desgraciadamente este cambio no depende de mí. Lo sé, lo sé, pero mi tío conoce mucho al señor obispo, y arreglara todo.
Subimos dos tramos, y hénos aquí en pleno piso segundo con entresuelo; pero los criados y la criada continuaban subiendo escaleras. ¿Dónde va usted, mujer de mis pecados? Es que en el piso segundo no hay habitacion vacante. Suban ustedes; esto no es alto para Paris.
Hacia 1545 encontrábase vacante la plaza de racionero y maestro de capilla de la Catedral de Jaén, y Guerrero, que apesar de su juventud había ya terminado los estudios, se presentó á hacer oposiciones á aquel cargo, que ganó muy honrosamente, pasando á la población citada, en donde permaneció hasta el año de 1548 en que volvió á Sevilla á ver á sus padres.
No existía tal plaza vacante en la secretaría, pero Rivera la inventó proponiéndose pagarle con una parte de su sueldo. Además le obligó a quedarse en su casa. Nada le estorbaría: al contrario, en la soledad en que vivía le estaba haciendo falta un amigo con quien comunicar sus pensamientos. Mario, embargado por la emoción, le apretó la mano llorando de gratitud.
No era cierto que hubiese vacante en la fonda, pero allí era él amo y se crearía la vacante.
Jacinta no podía ocultarle nada, y tenía un gusto particular en hacerle confianza hasta de las más vanas tonterías que por su cabeza pasaban referentes a aquel tema de la maternidad. Y Juan, que tenía talento, era indulgente con estos desvaríos del cariño vacante o de la maternidad sin hijo.
Todos discutían las noticias de España, haciendo pronósticos según las fuerzas de su imaginación y la vehemencia de sus deseos, y mientras unos creían ver ya al príncipe Alfonso en el trono abandonado por Aosta, otros se figuraban la República arraigando al amparo de las masas populares de Madrid, apoderándose del palacio vacío y de la corona vacante.
Quedaba vacante y sin uso la capilla mayor antigua, y pareciendo que convenia conservarla, se determinó á 27 de noviembre que en dicha capilla se pusiesen otros dos altares para que en ellos dijesen Misa los prebendados, dando la Fábrica los ornamentos necesarios. Verificóse esto siendo obispo de Córdoba D. Fr.
Palabra del Dia
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