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Actualizado: 29 de mayo de 2025
En su primera mocedad Goethe empieza a escribir el FAUSTO; en su extrema vejez, ya de ochenta años, es cuando le termina, o mejor dicho, no le termina: aun después de su muerte deja pedazos, paralipomenos, que al FAUSTO pertenecen, que son la parte póstuma del gran poema.
Desde la salida NE. del canal de Sacol, la costa de Mindanao corre 53 millas al NNE., y recurvando después avanza unas 30 millas hacia el S. formando el espacioso seno de Sibuguey, que por la parte SE. termina en la isla Olutanga.
Notará usted que las dos columnas superiores empiezan con A, y que la de abajo termina con la misma letra. La carta es el as de copas, y, en todos estos puntos, descubro algún significado oculto. No hay duda respondí. ¿Pero se ha fijado usted si estaba guardada cuidadosamente?
Cuando termina el verano, época en que el valle es visitado por muchos millares de curiosos, Chamonix queda reducido á unos 500 ó 600 vecinos: todo el ruido de mulas y coches se disipa; los hoteles quedan totalmente desiertos, y el valle vuelve á la sepulcral desolacion del invierno.
La desconsolada madre observa con dolor la pérdida de su hijo, y lo busca en vano por todas partes; entra en una iglesia llena de desesperación, y siguiendo una costumbre establecida en España, hace que un ciego recite la oración del niño perdido; apenas termina ésta, cuando suena en el fondo de la iglesia una voz que canta: Quien pierda tenga consuelo Que el bien que de él se destierra, Cuando se pierda en la tierra, Se viene á hallar en el cielo.
La facilidad, comodidad y relativa baratura de la travesía, despertó primero la curiosidad del viaje, y tras aquella el deseo de conocer el país que lo termina. En la historia de los pueblos una veintena de años poco ó nada significan, cuando aquellos marchan dentro del universal concierto.
La gente anda embelesada con la procesión, que probablemente termina en este momento, y no reparará ni en ti ni en mí. Y hablando de esta suerte, la misma Juanita buscó un mantón, se lo puso a doña Inés en la cabeza y, llevándola por delante de sí, la empujó y la hizo andar. Dominada doña Inés por aquella imperiosa criatura, se dejó llevar por ella. Ambas llegaron a casa de Juanita.
El respondió: «Nada hay capaz de apagar el fuego de mi pasión como el agua de Zemzem. ¡Dichoso el que la bebe! De mí la salutación para la gente que da vueltas en torno del Hatim y de la estación de Abraham y del templo de la Cava.» Se hizo un silencio como cuando termina un rito. Ramiro sintió vivo impulso de levantarse y escupir en el rostro a aquel hombre.
En él termina la primera época de su vida dramática, como expondremos después más extensamente. Su permanencia en Sevilla duró lo menos diez años, habiendo hecho diversos viajes á varias poblaciones de Andalucía, y aun algunos á Madrid, pues, además de su destino, se dedicaba á veces á percibir los impuestos, y á administrar los bienes de algunos particulares.
El chasco le pareció pesado, y exclamó muy despechada: ¡Vaya unas emociones que tiene la pesca!... No encuentro definición más exacta que la que daba uno de la caña de pescar: «Un palo largo que termina por un lado en un pez y por otro en un tonto». Cuestión de gusto replicó tranquilamente Currita.
Palabra del Dia
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