Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de julio de 2025
No hay progreso, sino perversión, desde el himno compuesto hace más de tres mil años, que venían cantando los mahatmas, cuando los vi volver al Cenobio, hasta las doctrinas que me expuso luego Sankarachária y que implican la negación de Dios, el concepto de que el mundo casi es ilusión y fantasmagoría, y la mal velada afirmación de que la conciencia nace de lo que no tiene conciencia, la voluntad del ciego prurito de los átomos, y de sus desordenadas evoluciones el entendimiento y las leyes a que el entendimiento sujeta así lo exterior y visible como lo más hondo e íntimo del alma.
Encomendó a todos los diablos a Sankarachária, a los demás mahatmas y al Cenobio de la jubilación varonil, y no bien despuntó la próxima aurora se escapó de allí con Tiburcio y los demás de su hueste.
Sin el poderoso auxilio de Sankarachária, jamás acaso hubiera logrado tal cosa. Nunca Morsamor hubiera salido de allí ni hubiera vuelto al mundo real, como volvió el doctor Fausto desde el país de las quimeras. Allí se hubiera quedado, no durante años, como se quedó Bompland en el Paraguay, sino para siempre: hasta la consumación de los siglos.
Bien podemos, pues, jactarnos de haber influido en que se fundase una religión que en el día profesan más de cuatrocientos millones de seres humanos. ¿Y habéis tratado y seguís tratando de la misma suerte a algunos sabios europeos, yendo vosotros de visita donde ellos residen? ¿Y cómo no? contestó Sankarachária . Yo tengo y visito así a varios amigos de Europa.
Todos los forasteros, por consiguiente, aunque estaban muy agasajados en el Cenobio y tratados a qué quieres boca, se aburrían de muerte y ansiaban salir de allí para gozar de plena libertad aunque tuviesen que sufrir trabajos. El mismo Morsamor empezaba a cansarse. Dispuso su partida, pero antes de despedirse de Sankarachária, le hizo una última pregunta y le pidió un favor.
El aviso además, que al Secretario de Estado dio Sankarachária por los medios mágicos de que disponía, y que dicho Secretario trasmitió a varios adeptos de los muchos que entonces tenían los mahatmas en el Tibet y en China, facilitó el largo y peligroso tránsito de Morsamor por todos aquellos países, inexplorados hasta entonces por los europeos.
Como los sabios ancianos venían algo fatigados de la inocente huelga que habían tenido, el fámulo dejó que reposasen y durmiesen la siesta un par de horas, y luego llevó a Morsamor y a los suyos a la presencia del señor Sankarachária, quien los recibió con distinguida afabilidad y extremada finura.
El fámulo les dijo que era muy conveniente que ellos se presentasen de un modo decoroso ante el señor Sankarachária. Los llevó enseguida a un bonito y capaz refectorio, donde almorzaron sutiles extractos, que paladeaban y saboreaban con raro deleite y que eran tan nutritivos y tan poco groseros, que bastaba para alimentar y satisfacer a un jayán, lo que cabe en una jícara de chocolate.
Tengamos sólo por cierto, para no disputar con el señor Sankarachária, que, antes de que apareciese la raza blanca, hubo otras razas que progresaron y se elevaron a no pocos grados de civilización. Así la raza negra, la amarilla y la raza de piel roja, cuyos individuos se llamaron atlantes y se esparcieron por el mundo cuando la Atlántida se hundió.
De todos modos, Miguel de Zuheros sentía muy picada su curiosidad y anhelaba investigar y averiguar más de lo que ya sabía por el fámulo. Y como el señor Sankarachária era muy conversable y muy fino, procuró charlar con él, lo consiguió fácilmente y le interrogó sobre diversos puntos.
Palabra del Dia
Otros Mirando