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Actualizado: 13 de junio de 2025


Había organizado sabiamente una reclame universal en torno de su joven compañera. La belleza de Leonora y su entusiasmo artístico conquistaban los públicos. Tenía contratas en los primeros teatros de Europa, y aunque la crítica encontrara defectos, el respeto a la hermosura se encargaba de olvidarlos, exaltando a la joven artista.

El Gran Constantino sabía ya por su querido y admirado señor De Pas, quien la visitaba más a menudo ahora, que doña Ana deseaba ayudarla en sus santas labores y en la administración de tantas obras piadosas como ella dirigía y pagaba sabiamente. «¿Cuándo viene por acá ese ángel hermosísimopreguntaba el Obispo madre, en estilo de novena, cargado de superlativos abstractos.

34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dice: No estás lejos del Reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. 35 Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el Templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 37 Luego llamándole el mismo David, Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y muchas personas le oían de buena gana.

Estamos en el caso del que teniendo apetito desprecia un sabroso almuerzo con la esperanza de un suntuoso convite incierto, que se verificará o no se verificará más tarde. Substituyamos sabiamente a la esperanza de mañana el recuerdo de ayer, y veamos si tenemos razón en decir a propósito de todo: ¡Cosas de este país!

De esta guisa, sabiamente aleccionada, comenzó a llenar Beatriz su misión en la tierra: reír, vestir hechiceramente, hacer cada vez más ligera su danza, salpicar a cada giro del faldellín un rocío de fascinación. De alambique en alambique, llegó a ser una verdadera quintaesencia de cortesanía y de embeleso.

Era necesario que el hocico del animal tocase en un punto determinado; si tocaba, inmediatamente caía sobre su cabeza una barra metálica y otra idéntica le sujetaba por debajo de la quijada inferior. La fuerza del resorte no era suficiente para matar al ladrón de corral, pero para detenerlo, merced a ciertos ganchos incruentos sabiamente preparados.

Ora disertaba sabiamente sobre la aclimatación del pino; ora se permitía ligeras alusiones al asunto de los deslindes; y después, haciéndose más comunicativa, contaba ingenuamente su propia historia y la de su primer marido, sus luchas para la transformación de Rosalinda y sus proyectos de futuros embellecimientos.

Interpelado, acusado con tan desmedida audacia y con tan ruda serenidad, el P. Jacinto sacó fuerzas de flaqueza; puso á un lado la causa de su inusitada timidez, que era sólo el recelo de perjudicar los intereses de Clara y de su amigo y antiguo discípulo, y, ya libre de estorbos, contestó tan enérgica y sabiamente, que su contestación, la réplica á que dió lugar y todo el resto del diálogo tomaron un carácter distinto y solemne, por donde merecen capítulo aparte, el cual será de los más importantes de esta historia.

Sin duda aquella música profunda y sabiamente bárbara no estaba sólo en relación con la arquitectura, no era sólo una fuerza motriz material, sino que era asimismo un pasmoso vehículo de la fuerza psíquica, trasmitiendo con el aliento vital por el retorcido tubo de bronce el deseo imperioso del espíritu.

El abandono y desidia de unos, la rapacidad y codicia, de los otros, tuvieron, ya á raíz de la muerte de Don Fernando, ancho campo abierto á su funesto dominio; y cuantas precauciones dejó aquel, tan sabiamente dispuestas, en su última voluntad, encaminadas, no solo á la conservación de los libros, sino también á su aumento; las rentas que dejó señaladas para estos fines, todo cuanto soñó en vida, no fueron más que vanos deseos, ninguno de los cuales llegó á realizarse.

Palabra del Dia

rigoleto

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