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Actualizado: 19 de junio de 2025


Subieron después las escalerillas, respirando con deleite al llegar a la cubierta. La tarde estaba cada vez más obscura, como si en mitad de ella fuese a caer la noche. No se veía la costa. Una muralla gris alzábase entre ella y el buque, y parecía avanzar con lentitud, devorando el verde polvoriento de las aguas. ¡Pucha! ¡La niebla! exclamó Zurita . Tenemos para rato.

71 Yo primero sembré trigo y después hice un corral, corté adobe pa un tapial, hice un quincho, corté paja... ¡la pucha que se trabaja sin que le larguen un rial!. 72 Y es lo pior de aquel enriedo que si uno anda hinchando el lomo se le apean como un plomo... ¡quién aguanta aquel infierno! si eso es servir al gobierno, a no me gusta el cómo.

159 que en esta despedición tuviéramos la esperanza; que iba a venir sin tardanza, según el jefe contó, un menistro o qué yo- que le llamaban don ganza; 160 que iba a riunir el ejército y tuitos los batallones, y que traiba unos cañones con más rayas que un cotín; ¡pucha! Las conversaciones por allá no tenían fin.

Isidro, al enterarse de que no estaba herido, sintió menos dolor. «No es nada, señores. Muchas graciasEl amigo Gómez, desencantado por el final pacífico del acto, y furioso al mismo tiempo por la posibilidad de que una bala le hubiese alcanzado a él estando junto al maestro, murmuraba tenazmente: ¡Pucha!... ¡qué desgraciados son estos gringos! ¡Qué mal tiran!

Un padrino aprobaba; otro torcía el gesto, poseído de súbita belicosidad. No habían ido hasta allí para oír sermones. Que disparasen pronto las armas, y a escapar, antes de que pudieran sorprenderles. Los dos argentinos se miraban en lo alto del peñasco. ¡Pucha! ¡y qué bien habla el gallego!

93 ¡Qué vocerío! ¡qué barullo! ¡qué apurar esa carrera! la indiada todita entera dando alaridos cargó, ¡jue pucha!... Y ya nos sacó como yeguada matrera. 94 ¡Qué fletes traiban los bárbaros! ¡como una luz de ligeros! hicieron el entrevero y en aquella mezcolanza, este quiero, éste no quiero, nos escogían con la lanza.

99 Si me atribulo o me encojo, siguro que no me escapo: siempre he sido medio guapo, pero en aquella ocasión me hacía buya el corazón como la garganta al sapo. 100 Dios le perdone al salvaje las ganas que me tenía... desaté las tres marías y lo engatusé a cabriolas... ¡pucha...! Si no traigo bolas me achura el indio ese día.

La conocí mucho, mucho. ¡Como que casi tuve un lance con el Juan Lanas de su marido! No sabía yo que se había ya muerto el marqués del Algarrobo. ¡Bien viejo ha ido al hoyo! ¡Como que era contemporáneo de los espolines de Pizarro! ¡Pucha! Aquí está un patriota abnegado, de esos que dan el ala para comerse la pechuga y que saben sacar provecho de toda calamidad pública.

Palabra del Dia

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