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Actualizado: 26 de octubre de 2025
El 17 de Enero del año citado se señaló para publicar el bando con todas las formalidades, presentando aquel día la ciudad extraordinario movimiento por haber la medida revuelto los ánimos un poco.
No faltó quien le pasara recado a Riverita, quien a toda prisa acudió a la redacción, antes que de ella hubiesen salido aquellos señores. Así que llegó, deshizo cuanto se había convenido; contestó que era suyo el escrito, se opuso a publicar ninguna rectificación, y nombró por padrinos al conde de Ríos y a un compañero llamado Merelo.
Repetí las visitas a la familia de don Pedro Nolasco, porque así se lo había prometido en la primera de las de aquella serie; y algo debieron publicar de mi secreto mis ojos, o el timbre de mi voz o los átomos del aire, pues sin haberse deslizado mi lengua un punto más allá de la raya que la había puesto por límite, ya no era yo para Lituca lo que había sido hasta entonces.
Eran estas de cierto capitán de artillería, andaluz, de gran familia, arrogantísima figura y poquísima vergüenza, que había antecedido a Juanito Velarde en el puesto de confianza que a la sazón ocupaba este en la casa. Triunfante el gobernador, preguntó a Martínez si le parecía conveniente publicar aquellas cartas en los periódicos.
Seguro estoy de que no me desmentirá el aserto mi amigo el de la consabida nocturna bofetada fisimánica. ¡Cuántos ratos deliciosos suele éste proporcionarme sin percatarse de ello, con sus narraciones de pura casta! ¡Con qué fruición, pueril quizá, pero disculpable, me digo después de oirle: «Aún queda un marino!...» ¡Y qué tentaciones me acometen otra vez de publicar aquí algunas de esas narraciones!
Últimamente andaba empeñado en la obra, que llamaba él redentora, de publicar un periódico, que se imprimiría en la capital, porque allí, en Villavieja, no había imprenta todavía... ¡Tendría que leer lo que dijera ese periódico escrito por un trastuelo que discurría y pensaba como Maravillas, en una población de tan sanas ideas como Villavieja!
Como obra humana, como obra de un jóven, de esperar es que contenga alguna que otra inexactitud; pero no dudamos que de todo seremos dispensados, siquiera sea por nuestra confesión franca y sincera, y lo que es más, por nuestro buen deseo de publicar las invidiables, preclaras e imperecederas glorias de Aragón, país para nosotros tan querido, país que al ojear una tras otra las páginas de su historia, llénase de noble orgullo nuestro corazón.
«Mi vida escribía la Déjazet á cierto adorador que la invitaba á publicar sus «Memorias», es mucho más sencilla de lo que creen, y no ofrecería nada de muy interesante, pues ni tengo bastantes vicios para atraer la curiosidad, ni tampoco las virtudes necesarias para aspirar á ser admirada».
Hasta los más grandes diarios, siempre ignorantes de la existencia de Flimnap, pues se abstenían sistemáticamente de publicar su nombre, le solicitaban ahora como colaborador, dejando á su arbitrio el fijar la retribución por sus escritos.
En semejante situacion, representó el cabildo al rey para que permitiese volver á publicar el Jubileo antiguo, que estaba suspenso, para continuar la obra con las limosnas de los fieles; y acudió tambien al Pontífice para que concediese al obispo la facultad de absolver los casos reservados á los que contribuyesen con alguna limosna para la obra de la iglesia.
Palabra del Dia
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