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Actualizado: 4 de junio de 2025


Y gracias á ello te tengo ahora chalaíto y pringoso que no hay por dónde cogerte, más humildito y manso que un cordero de Dios... Porque ahí donde ustedes le ven añadió volviéndose á los circunstantes, ahí donde ustedes le ven tan guasoncillo y soberbio, ahora es una malva en casa y en cuantito yo doy una voz ya le tengo de rodillas pidiéndome que no me enfade. Y too esto ¿á qué se debe?

Pasó más tiempo, y Nieves, en cuanto aprendió a escribir, cumplió su palabra. En una carta escrita con reglero, letra muy desigual y peor ortografía, puso a Nacho para pelar: «No te esquiribiré le dijo entre otras cosas , si no canveas de modo... Aver. Te pasas de fino, higo, y te sale pringoso de puro arrope que lechas... Aver.

Comenzaba a desplomarse del cielo una luz gris, cernida por el denso celaje: la inmensa sábana de agua tomaba un color blancuzco de ajenjo. Flotaban en la corriente, como escobazos de miseria, los despojos de la inundación; árboles arrancados de cuajo, haces de cañas, techumbres de paja de las chozas; todo sucio, pringoso, nauseabundo.

Con esto, saliose de la casa el familiar con su escuadrón alguacilesco, y fue a dar de rebote casa del barbero, al que encontró oliendo a unto de bruja, que así lo declaró un alguacil que entendía mucho en estas cosas; y como el rapista había tardado en contestar y en abrir más de lo justo, confirmose más esta sospecha; y examinado que fue en su persona, se le encontró pringoso; con lo que, y con haber hallado en un rincón ciertos pucheros y redomas, se le esposó, y no con moza gentil y apetecible, sino con dos esposas de hierro, con cadena de alambre recocido de las que usaban alguaciles y cuadrilleros y toda la otra gente de presa que tenían la Inquisición y el rey para el buen servicio de la república; y con esto y con algunos cintarazos y sopapos que se le dieron como por vía de estimación y caricia, sacáronle mano con mano y codo con codo, dando con él en uno de los encierros de los sótanos de la cárcel de la Inquisición, y haciéndole, en fin, la barba como merecía, que si él no propalara tanto disparate contra la buena reputación y limpia vida de doña Guiomar, tal no le aconteciera; de donde se saca, que porque Dios lo quiere, los pícaros se enredan muchas veces en los mismos lazos que tienden a otros para que se pierdan, y en ellos se pierden.

Palabra del Dia

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