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Actualizado: 17 de julio de 2025
Dotados de maravillosa precocidad, saben, pueden, harían. Pero nada hacen, puesto que se mueren. La infancia del hombre, así como la de las plantas y de todo lo criado, necesita descanso, aire, libertad suave. Aquí, todo es lo contrario, lo mismo nuestros méritos que nuestros vicios. Todo parece combinarse para asfixiar á la adolescencia. ¿Estimamos nuestros hijos?
Desde entonces educó a la niña sin esperanzas de salvarla; como si cultivara una flor podrida ya por la mordedura de un gusano. No esperaba nada, pero cumplía su deber. Se discutió el caso fisiológicamente. Se formaron partidos; unos decían que bien podía ser, y se citaban multitud de ejemplos de precocidad semejante.
Esto asombró a las mendigas más aún que la generosidad de momentos antes. Sus ojos cándidos y virginales deshonráronse con una viva chispa de malicia; tras la inocencia infantil asomó la precocidad de la vida aventurera, las lecciones infames aprendidas sobre el barro de las calles; y las dos, apretando convulsivamente sus puñados de pesetas, huyeron como si las amenazase un terrible peligro.
Años adelante, al conocer con su precocidad de muchacho poco vigilado las relaciones que existen entre hombres y mujeres, presintió que todas estas lágrimas debían ser motivadas por ligerezas é infidelidades del lejano navegante. El adoraba á su madre con una pasión de hijo único y mimado, pero no admiraba menos al capitán, excusando todas las faltas que pudiese cometer.
Sin él hubiéramos vivido juntos, hubiéramos sido humanamente amantes y esposos, y ni yo hubiera caído, ni Proclo hubiera llegado a ser, con lamentable precocidad, y quedándose pobre, un vejestorio tan incapaz, y tan feo. ATENAIS. Tu propósito era difícil. No extraño que no hayas podido cumplirle. El temple de alma de la emperatriz Pulqueria es rarísimo.
Los huevecillos que deposita la mariposa para dar vida al gusano no se abren, no echan fuera la diminuta criatura, ni esta se desarrolla con más presteza al calor de la primavera que aquellos inocentes embriones de gente política. Su precocidad asombraba, y oyéndoles hablar, se les creía capaces de dar guerra al universo entero. Al punto D. Diego y yo fuimos tratados como antiguos amigos.
Jamás vi precocidad semejante ni un apuntar de inteligencia tan maravilloso. Porque si algunas respuestas las endilgó de taravilla, demostrando el vigor y riqueza de su memoria, en el tono con que decía otras se echaba de ver cómo comprendía y apreciaba el sentido. La Gramática la sabía de carretilla; pero la Geografía la dominaba como un hombre.
Humanidades, teología, cánones, todo lo vencía aquel jovenzuelo con extraordinaria ligereza que asombraba a sus maestros. Le comparaban en el Seminario con los Padres de la Iglesia que habían llamado la atención por su precocidad. Iba a acabar sus estudios muy pronto, y todos le auguraban que Su Eminencia le daría una cátedra en el Seminario antes de cantar misa. Su deseo de saber era insaciable.
Palabra del Dia
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