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Actualizado: 4 de noviembre de 2025
No pocas veces, después de pasar con Miguel unas cuantas horas, le mandaba por la doncella cinco o seis pliegos de letra menuda. La fantasía de la generala era todavía más fecunda en la invención de nuevos y peregrinos placeres.
Ya sabe usted que no puedo corresponderle... Hablemos de otra cosa. Y apresuradamente, queriendo desviar con su charla el curso de la conversación, que le parecía peligroso, comenzó a hablar de sus rústicos placeres.
En su casa no sabían qué significaban aquellas ninfas, aquellos placeres alados, y aquellas canciones al vino. Moore se libró pronto de estos modelos peligrosos, y alcanzó fama mejor con los versos ricos de su Lalla Rookh y la prosa ejemplar de su Vida de Byron. Keats, el más grande de los poetas jóvenes de Inglaterra, murió a los veinticuatro años, ya célebre.
Poco a poco se había acostumbrado a esto, a no tener más placeres puros y tiernos que los de su imaginación. Pensando la Regenta en aquella niña que había sido ella, la admiraba y le parecía que su vida se había partido en dos, una era la de aquel angelillo que se le antojaba muerto.
Su espíritu, impresionado primero por la sublime presencia del océano, y ahora por la dulce poesía de aquel lago, se despegaba con tedio de la vida torcida y artificiosa que acababa de dejar, de sus placeres mentidos y pecaminosos, y se unía con cariño al sentimiento de dicha tranquila que aquel pueblecillo retirado y pintoresco inspiraba.
El clavo histérico cede tambien al café, si hay zumbido de oidos, palpitaciones, timpanitis hipogástrica, deseos venéreos, inconstancia en los placeres y en el carácter. La escesiva escitacion, durante las reglas abundantes, reclama café, y acaso la manzanilla y la nuez vómica.
Dulce privilegio de los placeres sencillos y puros de la adolescencia; ¡que no se pueda renovar ni uno solo sin que todos los demás vengan a enlazarse a él para embellecerlo aún más!
Y del fondo de su espíritu caviloso y triste salió un grito que dominó todas las emociones, todas las ideas y deseos. ¡Vivir! Vivir, vivir de cualquier modo que fuese; vivir sin placeres, porque el vivir es el mayor de todos.
Lubimoff acabó por reir del tono rencoroso con que Alicia hablaba de estos placeres místicos de su madre. ¡Famosa doña Mercedes!... Y ella acabó por reir igualmente. Así fué gastando todas nuestras rentas, que eran enormes.
No faltó Babuco á la cita, y vió una casa que era el emporio de los placeres. En ellos reynaba Teone; con cada uno hablaba el idioma que entendia: su natural entendimiento dexaba explayarse el de los demas; agradaba casi sin querer; tan amable era como benéfica; y para dar mas lustre á todas sus dotes, era muy hermosa.
Palabra del Dia
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