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Actualizado: 2 de mayo de 2025


Decía así: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu-Santo. Don Pedro Téllez Girón, duque de Osuna, marqués de Peñafiel, conde de Ureña, á su hijo natural, don Juan Girón. »Hijo mío: »Cuando esta carta leyéreis, ó habré yo muerto, ó habréis cumplido vos los veinticinco años, y estaré satisfecho de vos y seguro de que podéis llevar sin mancharle mi apellido.

Ambos llevaron el mismo nombre y título, pero el primero fué D. Fadrique de Castro, duque de Arjona, y está enterrado en el monasterio de Benevivere, y el segundo fué D. Fadrique de Luna, duque de Arjona, y segun Morales está enterrado en Córdoba. El primero murió en el castillo de Peñafiel; el segundo falleció en la fortaleza de Brazuelos.

Pero, ¿quién es vuestro padre? El excelentísimo señor don Pedro Téllez Girón, duque de Osuna, marqués de Peñafiel, conde de Ureña, virrey de Nápoles, y capitán general de los ejércitos de su majestad dijo con amargura el joven. ¿Y os pesa de ello, don Juan? dijo Quevedo cambiando de tono. Pésame por mi madre. ¿Sabéis quién es vuestra madre? No; ¿y vos? Tampoco contestó prudentemente Quevedo.

Con ella fué tropa y hasta el marqués de Peñafiel tuvo que intervenir con su autoridad personalmente, llegando á tomar tales proporciones el escándalo, que puso en alarma á Triana y á Sevilla entera: tal fué la heróica defensa que de su persona hizo el valentón.

Y en 1618, fallecida su segunda mujer, que le dejó, amén de algún otro hijo, a Juan, sucesor de su padre en la profesión y en el ingenio , nuestro escritor contrajo nuevo matrimonio, que la muerte había de romper antes que pasaran dos años, con doña Ana María del Valle ; y dejando la casa del conde de Saldaña, pasó a la del marqués de Peñafiel, manirroto primogénito del gran duque de Osuna, a cuyo servicio estuvo, asimismo como gentilhombre, cerca de un bienio .

Damián Arias de Peñafiel fué un eminente artista dramático de su época, de quien dice Caramuel que tenía voz clara y harmoniosa, una memoria excelente y una acción animada y expresiva, pareciendo como si las gracias acompañasen á los sonidos articulados por su lengua, y Apolo á sus gestos y al movimiento de sus manos . La fama de que disfrutó fué tan grande, que los mejores oradores de Madrid aprendieron de él el arte de hablar, y era tanto el entusiasmo que movía, que D. Luis de Benavente dice de él, en uno de sus entremeses, lo que sigue: Que en ocupando el teatro Arias, compañero nuestro,

Dada en Peñafiel. VII dias de abril, era de mill et CCC et treze annos. Dice así: «Et yo tengo por bien que quatro moros, dos albañís et dos añaiares que les ellos tomaren para obra desta Eglesia sobredicha que sean quitos de todo pechoIbid. Libro de las tablas, fol. 18. Véase la pág. 192.

Ella estará allá á mas tardar El Viernes ú el Sábado. De Peñafiel á quatro de mayo de 1585 añosUno de estos Morales, aunque no se sepa cuál de ellos, fué el autor de una comedia famosa titulada El conde loco, de la misma época, según apunta Rojas, que las tragedias de Virués. Pellicer, pág. 121. Mariana, de spectactulis, capítulo 15.

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