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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Entonces que no será á Cuba, sino á España, á quien tenga que decir el poeta, y esperemos en Dios que sea oído: Y si ser grande y respetada quieres, de no más la salvación esperes. Algo arrepentido estoy de haber tomado por asunto de un escrito mío el libro del Sr. Merchán. Hay muchísimo que decir sobre él, y yo me canso, y, lo que es peor, temo cansar á mis lectores.

Por lo visto, entra también en el plan de los insurrectos el despojar á los españoles penínsulares de las propiedades territoriales que en Cuba tienen, y hasta el expulsarlos de allí. «Toda esta población decía en 1869 La Voz de Cuba, en artículo que el Sr. Merchán reproduce y celebra vivirá errante y miserable en el mundo

Basta ya por hoy. Otro día hablaré de otras razones menos disparatadas que alega el señor Merchán en favor de la guerra de Cuba. Ciencia exacta es la estadística. Yo no lo niego. Lo único que me atreveré á decir es que siempre que de estadística se trata, acude á mi memoria este cuentecillo.

Sin embargo, como ya emprendí la tarea, no quiero dejarla sin terminar, si bien procuraré ser muy conciso. Lo más grave de que el Sr. Merchán acusa á España, es de su corrupción administrativa en Cuba. Nada hay que decir contra los datos que aduce.

Confiesa que, desde 1868, no vienen á España sobrantes de Ultramar. Los insurrectos de Yara, dice con júbilo, cerraron este vasto desagüe. Veamos ahora la enorme cantidad de millones que, según el Sr. Merchán, viene á España por otros conductos. Según él y según el Sr.

Según él, todo español que va á América podrá conseguir cuanto desee, menos una cosa: tener hijos españoles. Si fuese verdadera la afirmación, que por dicha no lo es, toda la malquerencia, todo el odio y todo el desdén que supone el Sr. Merchán que los españoles peninsulares tenemos á los españoles criollos, estarían, hasta cierto punto, fundados.

Los empleados, los comerciantes peninsulares, todos cuantos van de España á Cuba no se cansan jamás de enviar dinero de Cuba á España. En su afán de ponderar lo que cuesta á Cuba el ser española, pone y suma el Sr. Merchán los sueldos principales del alto clero y de los funcionarios militares y civiles; pero no logra elevarse en esta suma por cima de doscientos mil duros.

Merchán tanto testigo; pero tenga por cierto que, si fuese tal como él la pondera, Cuba no hubiera prosperado. La extraordinaria fecundidad de su suelo no hubiera podido prevalecer contra la rapacidad que en los peninsulares supone el Sr. Merchán.

Merchán y lo podrán todo los Estados Unidos? ¿Se atreverán á intervenir en Cuba y á intentar despojarnos de cuanto allí legítimamente poseemos, sin que por impotencia ó por imprevisor egoísmo se interponga en nuestro favor ninguna grande potencia europea?

Merchán en que en Cuba la corrupción administrativa es deplorable: es un mal que requiere pronto y enérgico remedio. ¿Pero le hallará la rebelión, si triunfa y establece en Cuba una República independiente? Lo dudo, y no digo rotundamente lo niego, porque no me precio de profeta, porque mi optimismo no tiene limites y porque no he perdido la fe en lo sobrenatural y milagroso.

Palabra del Dia

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