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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Su rasgo característico, bastante a obscurecer otras modalidades de su mentalidad, fué el de revolucionario: dentro de este amplio círculo están insertos el científico, el literato y el políglota. Cultivó todas las artes bellas, pero siempre disfrazada de musa la obsesión de manumitir y dignificar a su patria. Como poeta, le superan Guerrero y Apóstol.
Usted ha sido presentado a todas ellas, y le encuentran muy simpático. ¿No quiere?... Sin duda está usted ofendido por lo que le dije, de que las niñas le encontraban «muy buen mozo, pero algo viejón»... No haga usted caso. Es una consecuencia de la mentalidad simple de estos pueblos que aún viven cerca del tronco primitivo, o sea de la Naturaleza sin artificios ni refinamientos.
Una parte de la nación es medio bárbara, pero el resto tiene una mentalidad superior, un espíritu de alta moral que le hace arrostrar peligros y sacrificios por la libertad y la verdad... ¿Y Alemania? ¿Quién ha protestado en ella jamás para, defender los derechos humanos? ¿Qué revoluciones se han conocido en Prusia, tierra de grandes déspotas?
Había desembarcado á las diez de la noche, aún no hacía veinticuatro horas que pisaba tierra, y su mentalidad era la de un hombre que viene de lejos, á través de las inmensidades oceánicas, de los horizontes sin obstáculos, y se sorprende viéndose asaltado por las preocupaciones que gobiernan á las aglomeraciones humanas.
La mentalidad lógica no se puede desenvolver cuando se fomenta y cultiva el absurdo, principalmente cuando se le presenta cubierto con el falso barniz de religión, cuando se funda en la superstición de un carácter totalmente pueril y simple.
Tiene todas las malicias de las muñecas creadas por la vida moderna, y debe resultar terriblemente cara... Pero debajo de eso, que no es mas que una costra exterior, tal vez existe solamente una mentalidad algo simple.
Hasta yo, á pesar de mis años, habría ido á la cruzada. ¡Los españoles entrando victoriosos en Jerusalén! ¿Qué me dice usted de esto?... Pero el oficial contestó con una sonrisa pálida. «Sí... tal vez.» Se veía que no le importaban gran cosa la entrada en Jerusalén y el vacío sepulcro de Cristo. Don Marcos, algo ofendido con el héroe, se replegó en su mentalidad de hombre medioeval.
Sus muebles y alhajas serían vendidos en Alemania. Podía hacer una reclamación al gobierno francés para que le indemnizase después de la derrota: sus parientes de Berlín apoyarían la demanda. Desnoyers oyó con espanto tales consejos. ¡Qué mentalidad la de aquellos hombres! ¿Estaban locos ó querían reirse de él?...
A consecuencia de esto, y a precio de rebajar la mentalidad nacional por la enseñanza anticientífica de la ciencia, a menudo equivalente a escamotearla, y de que son víctimas en primer término los huérfanos y las clases conservadoras, los poderes dogmáticos sólo consiguen aplazar su derrumbe para hacerlo más completo en definitiva.
Como la mayor parte de la nación, tenía la mentalidad de un lector de libro de caballerías que se siente defraudado cuando el héroe, un hombre solo, no parte mil enemigos de un revés. Buscaba con predilección los periódicos más exagerados, los que publicaban más historias de encuentros sueltos, de acciones individuales, que nadie sabía con certeza dónde habían ocurrido.
Palabra del Dia
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