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Actualizado: 27 de junio de 2025
Pero la reina, que seguia en todos sus negocios el parecer del sapientisimo cardenal Mendoza, se opuso á los deseos de su esposo, juzgando i con razon, que si males habia por dejar que viviesen en libertad los conversos, sin haber quien los vejase i oprimiese con pretesto de inquirir sus costumbres, palabras i aun pensamientos; mayores desastres habrian de nacer i se habrian de levantar de la codicia de unos jueces deseosos de hallar culpados para enriquecerse con las haciendas de todos los que para su mayor desdicha cayesen en su jurisdiccion.
Bien se le puede creer á Betánzos lo que dice en la dedicatoria á don Antonio de Mendoza: que para hacer su historia verdadera tuvo que traducir como ello pasaba y guardar la manera y órden de hablar de los naturales. Pues un trabajo de estas condiciones no debe continuar inédito.
No pocas idas y venidas costó la aparición de La Independencia, «diario liberal de la mañana.» Nuestro amigo Mendoza por poco pierde la razón a puro correr por las calles. Desde la imprenta al almacén de papel, de aquí a la redacción, de la redacción a casa de Ríos, y así todo el día y parte de la noche.
Francisco de Cárdenas. Giacopo Gallupoli. General, Flaminio dell' Anguillara. Per Álvarez Golfín. Juan de Ovando. Cristóbal Pacheco. Alférez, Gil de Oli. Sebastián Hurtado. Íñigo de Soto. Nuncibay. Juan Pérez de Vargas. Francisco Ortiz. Salazar. Coronel, Stefano Leopart. Sargento mayor, Martín de Lequeque. Capitanes, Bernardino Álvarez de Mendoza. Federico Mazzalotte. Juan Osorio de Ulloa.
Hazañas de Don García Hurtado de Mendoza, 1622, 4.º D. Nicolás Antonio, Bibliotheca Nova.
Habia bajado la reina doña Isabel á Andalucía en Julio de 1477 en compañía del gran cardenal de España don Pedro Gonzalez de Mendoza, arzobispo de Sevilla, en tanto que Fernando se ocupaba en fortificar con la mayor presteza los castillos i las villas que tenian asiento en las fronteras de Portugal.
Valor propone que la hija de Malec se case con Mendoza, y Tuzaní, para prevenirlo, corre á buscar á Mendoza y lo desafía; pero este combate es interrumpido, porque Valor y Zúñiga vienen á casa de Mendoza para hablarle del casamiento que ha de poner término á esta cuestión.
Se saludaron con efusión y se contaron su vida. Mendoza aconsejó a su amigo que fuese por la Universidad, porque era muy fácil perder curso; los profesores tenían fama de severos; las asignaturas eran largas y difíciles, y acostumbraban a apretar más a los que no asistían a clase.
Los antiguos patriotas chilenos no han olvidado, sin duda, las proezas del sargento Araya, de granaderos a caballo, porque entre aquellos veteranos la aureola de la gloria solía descender hasta el simple soldado. Contábame el presbítero Meneses, cura que fué de Los Andes, que después de la derrota de Cancha Rayada, el sargento Araya iba encaminándose a Mendoza con siete granaderos.
Los Agaces estaban bien poblados En tiempo de D. Pedro de Mendoza, Y aun eran muy valientes y esforzados. Los cristianos hicieron tal destroza En ellos, que los indios y soldados Mataban sin piedad
Palabra del Dia
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