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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Pero no se obtuvo esta gran victoria sino a gran bosta; que se perdieron quince galeras, ocho mil valientes murieron: de ellos, dos mil españoles, del Papa ochocientos, y el resto de Venecia, Génova y Malta. El Mediterráneo era libre. Ya las doncellas cristianaste sus riberas no tenían que temer las excursiones de los piratas, ni verse vendidas en los harenes de los infieles.
Es más; si hubiera tenido seis ó siete idiomas diferentes, no dialectos ó modos, sino idiomas con pretensiones de literarios y nacionales, no hubiera extendido su cultura desde la Bactriana hasta las Galias: por todo el litoral de Asia, Africa y Europa en el Mediterráneo, y por todas sus islas.
Con estos sentimientos, firmemente arraigados en el fondo de mi corazón entré en el wagonlit en Calais, empezando la primera etapa de mi viaje a través de Europa desde el canal hasta el Mediterráneo.
Luego de vagar por los recovecos del archipiélago griego, pasaban los Dardanelos, pasaban el Bósforo, conmoviendo con el hervor de su galopada invisible los dos callejones acuáticos, y dando la vuelta á la copa del mar Negro, volvían, diezmados pero impetuosos, á las profundidades del Mediterráneo.
Como el Mediterráneo carece casi de flujo y reflujo, la bahía, dominada por rocas estupendas, fortalezas y montañas, está siempre llena, poblada de centenares y aún millares de embarcaciones, que producen no solo un movimiento comercial inmenso, sino tambien un espectáculo grandioso y del mayor interes.
Los más atrevidos navegantes, fenicios y cartagineses, los árabes conquistadores que intentaron conglobar el Universo, atraídos por las relaciones de la tierra del oro y de las Hespérides, pasan el Mediterráneo, lánzanse á través del Grande Océano; mas, pronto se detienen: el límite sombrío, cubierto eternamente de nubes, que se encuentra antes de llegar al Ecuador, les impone respeto.
Era un espléndido navegante y verdaderamente intrépido. Conocía tan bien el Mediterráneo como otros hombres conocen la calle Cable, en Whitechaple, y su vida había estado llena de aventuras. Pero en tierra era un loco atolondrado. Recuerdo con cuánta dificultad escapamos una vez con vida de una pequeña ciudad de la costa de Argelia.
Colón por su mano dió testimonio del uso de la aguja perfeccionada en el Mediterráneo en la carta fechada en la isla Española en Enero de 1495 que dirigió á los Reyes y cuyo texto nos ha conservado el P. Las Casas . I, cap.
Sus comunicaciones marítimas con todo el mundo, y las que los ferrocarriles le han procurado hácia España, el Mediterráneo y todo el interior de Francia, le han dado una importancia universal, en competencia con Marsella, Nántes y el Havre, que son con Burdeos los mas grandes puertos del imperio frances.
Eran veteranos del Mediterráneo, silenciosos y ensimismados, que obedecían maquinalmente las órdenes, sin preocuparse de adonde iban ni de quién los mandaba. ¿No hay más? preguntó Ferragut. El conde aseguró que otros hombres vendrían á reforzar la tripulación en el momento de la salida. Esta iba á ser tan pronto como la carga quedase terminada.
Palabra del Dia
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