Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de septiembre de 2025


Le veían del brazo por las calles con mujeres de llamativo lujo; la gente bravia que frecuenta las timbas guardaba grandes respetos al «mallorquín de las onzas» por su fuerza y su coraje. Contaban que una noche había agarrado a cierto matón, levantándolo en vilo con sus brazos de atleta para arrojarlo por una ventana. Y los mallorquines pacíficos, al oír esto, sonreían con un orgullo de localidad.

Además, los Febrer avecindados en la isla y que no eran de la Orden de Malta se embarcaron en la escuadra con doscientos caballeros mallorquines, ansiosos de conquistar Argel, nido de piratas. Las trescientas galeras salieron de la bahía, ondeando sus flámulas entre el estruendo de cañones y bombardas, saludadas por el gentío aglomerado en las murallas.

Y es tan innata la aversión a esta gente en los Cristianos antiguos Mallorquines, aún de la plebe, que se han visto doncellas, que apesar de su horfandad y pobreza, han querido más pordiosear pobres y huérfanas, que escuchar partidos de muchas comodidades, que les ofrecían.

Un año después, al encontrarme en la calle, miraron a todos lados antes de saludarme. Ahora me ven y vuelven la cara siempre que pueden... ¡Lo mismo que si fuesen mallorquines! ¡Casarse!... Esto era para toda la vida.

Los marinos portugueses, gallegos y cántabros comerciaban con las Islas Británicas y las repúblicas anseáticas del Báltico; los marinos catalanes y mallorquines, rivales de los italianos en el comercio de Oriente, usaban cartas de navegar desde mediados del siglo XIII. Las Ordenanzas de Aragón disponían que cada galera llevase dos cartas marinas, cuando los demás buques de la cristiandad navegaban sin otros rumbos que el instinto y la costumbre.

Testimonio manifiesto, no solo del entrañado celo, que se aviva en los corazones mallorquines para con la fe católica, sinó también de aquel género de aversión natural que tiene a esta gente.

Palabra del Dia

embaucando

Otros Mirando