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Actualizado: 9 de junio de 2025


Recuerdo que, dos años , mi amigo Eduardo Bustillo, el inspirado cantor de nuestras glorias nacionales, delante de una escena idéntica á la que voy describiendo, desde el mismo sitio, acaso sobre la misma piedra que yo, lloró con su alma las penas de las pobres familias á quienes una leva sumía en el abismo de todos los dolores, y puso en labios de una esposa desvalida estas palabras sencillas, pero tiernas y elocuentes: «Mi pobre niña inocente el amor perdido siente.

Pero por más que Florela fuese de despierto ingenio, y buscase, y pagase, y revolviese el mundo, pasaban y pasaban días, y no parecía Cervantes. A todo esto, las galeras que en el Guadalquivir habían estado muchos días recogiendo las compañías y gente de leva que para la gran empresa contra el turco se juntaban, habían zarpado y desaparecido.

En tanto, cerca del promontorio de San Marín balanceábase un buque del Estado, arrojando de sus entrañas de hierro, entre sordos mugidos, espesa columna de humo que el fresco Nordeste impelía hacia la ciudad, como si fuera el adiós fervoroso con que se despedían de ella, y de cuanto en ella dejaban, quizá para siempre, agrupados junto á la borda, los valientes pescadores santanderinos, arrancados de sus hogares por la última leva.

Verdad es que había gente muy decidida, especialmente en la clase de voluntarios; pero por lo común todos eran de leva, obedecían las órdenes como de mala gana, y estoy seguro de que no tenían ni el más leve sentimiento de patriotismo. No les hizo dignos del combate más que el combate mismo, como advertí después.

Ya sabe vm., querido Candido, que era muy bonitillo; creció mi hermosura con la edad, de suerte que el reverendo padre Croust, rector de la casa, me tomó mucho cariño, y me dió el hábito de novicio: poco despues me enviáron á Roma. El padre general necesitaba una leva de jesuitas alemanes mozos.

En fin, para que nada le faltase á Roque Simón, también le daba por las faldas y andaba siempre enzarzado en amoríos y enredos femeninos, como así se hizo constar en su información, diciendo que «ha muchos años que está amancebado y en pecado público, con mucha nota y escándalo, primero con doña Ana Tabique, á quien ampara, y después de ella con doña F. de Ledesma, y siendo casado, come y duerme con ella, y da mala vida á su mujer muy públicamente, y por celos de un clérigo lo hizo prender y tuvo mano para que, siendo ordenado, lo llevasen con los de la leva

Palabra del Dia

rigoleto

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