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El tercer camino, que de esta provincia á la de Chiquitos abriò Domingo Martinez de Irala, y despues fué frecuentado de estas gentes que por él fueron á fundar

Así estuvimos un año en la ciudad de la Asumpcion, sin saber de nuestra gente otra cosa que lo referido, y lo que los Cários contaban al capitan Irala, y ser pública fama que los Payaguás y Naperús le habian muerto. Mas para asegurarnos, queriamos oirlo de la boca de alguno de los Payaguás. CABEZA DE VACA, cap. 4, fol. 4.

Acude á la prision, y en un instante Le sacan muy asido de su casa. Irala se ha hallado muy triunfante, Que cierne, hiñe, y masa aquesta masa, Y siendo el preso puesto en tal aprieto, Por caudillo de todos es electo. Comienza gobernando pues Irala Su negocio á entablar, y aficionaba A todos, y en mil cosas se señala, Y al pobre con mas veras ayudaba.

Cuatro meses esperándole, y si no volviese en aquel término, se retirasen á la Asumpcion: estuvimos seis meses esperando sin saber nada de Juan de Oyolas, y por faltarnos el bastimento, fué preciso volvernos con Domingo de Irala, que habia quedado por nuestro capitan, á la ciudad de la Asumpcion, como nuestro capitan habia mandado. CABEZA DE VACA, cap. 4.

Eligió despues la ciudad por capitan á Domingo de Irala, que habia gobernado antes, y era muy amado de los soldados, que aprobaron la eleccion; excepto algunos de los parientes y familiares de Alvar Nuñez, de que no se hizo caso. Entonces estaba yo con hidropesia, que fué lo que saqué de la jornada á Urtuesa, y de 80 que enfermaron, solo 30 sanaron.

El presagio del padre, que moria, Dejado por postrero testamento, Al D. Diego de poco le servia, Pues tuvo en Santa Cruz atrevimiento, Y pagó en Potosí su tiranía. Diré en otro lugar este alzamiento: Al Abrego volvamos, que sabiendo Que Irala vuelve, al monte huyendo.

Sucedieron a Cabot en sus trabajos de exploración Juan de Ayolas y Domingo Irala, quienes en 1536 fundaron una colonia en el sitio donde está actualmente la ciudad de Asunción.

El santo del Obispo sonriendo, Con un blando semblante respondia A lo que Irala iba repartiendo, Que ya su condicion bien conocia: Bien á la propia suya resistiendo, Porque de Irala mucho se temia, Procura de sufrir, pues se solo, Y todos contra él con fraude y dolo. En esto de Castilla, ¡Dios eterno, Cuan grande es, y cuan alta tu sapiencia!

Llegó á los indios Samocosis, y no pudo pasar adelante; y dejando tres españoles enfermos con estos indios, precisado de los trabajos, se volvió con todos los suyos. Viendo muerto su Capitan, eligen los españoles en su lugar á Domingo Martinez de Irala.

Llegando á la ciudad al fin Irala, Con grande regocijo es recibido; De Mendoza la muerte le desala El corazon, y entrañas le ha rompido. Tras Abrego con priesa el monte tala, Y á Escaso aquesta causa ha cometido: Mas no le fué en el tiro de su mano, Que un tiro que tiró no sale vano.