Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de mayo de 2025
Les trajeron la comida invariable de los fondines: sopa de hierbas, chuletas esparrilladas, secos alones de pollo, algún pescado recaliente, jamón frío en magrísimas lonjas, queso y frutas.
De nada valían las admoniciones amables de Lorenzo y Ricardo, ni los consejos respetuosos de Baldomero, ni los reclamos angustiosos de la propia madre, ni las hondas protestas de invariable y sincero afecto de su novia; Melchor, el bueno, el digno, el honesto, el fuerte, había caído, quizás para no levantarse más.
Tía María, ¿quién piensa en amores? respondió don Modesto, en cuya calma y tranquila existencia no se había realizado el eterno, clásico, pero invariable axioma de la inseparable alianza de Marte y Cupido . ¿Quién piensa en amores repitió don Modesto en el mismo tono en que hubiese dicho: ¿quién piensa en jugar a la billarda o en remontar un pandero?
Mi tío Guillermo solía decir, y lo sentaba como máxima invariable, que nadie debe pasar por París sin detenerse allí veinticuatro horas. Y yo, con el respeto debido a la madura experiencia de mi tío, me instalé en el Hotel Continental de aquella ciudad, resuelto a pasar allí un día y una noche, camino del... Tirol.
En el mismo sitio, la mesa a cuyo pie habían atado el gallo del panameño en su clavo invariable, la alpargata no menos renombrada, instrumento de suplicio de grillos y chicharras. ¡Oh vanidad humana, idéntica en la cumbre de los desiertos cerros de América como en lo alto de los campanarios de Italia!
Cuantos jóvenes elegantes, de buena posición, nobles o de talento relativo, se atrevieron a declararse a Olvido, recibieron las fatales calabazas que ella se había jurado dar a todos con una fórmula invariable. «El amor no era su lote»; no creía en el amor.
La terrible energía del hombre, y bajo esa invariable máscara, su viva razón, que cual relámpago resuelve, inventa y halla, minuto tras minuto, un remedio á los peligros de esa flotante piel que sólo le resguarda de la muerte. A menudo queda obstruido el paso, encontrándose el esquimal ante una barrera de hierro. Entonces, truécanse los papeles.
No tarda en notarse la solemne alternativa, la vuelta invariable de la misma nota, fuerte y profunda, que corre más y más, y brama. Es menos regular que la oscilación del péndulo que nos señala las horas de nuestra existencia: empero aquí el balancín no tiene la monotonía de las cosas mecánicas; se siente, créese sentir la vibrante entonación de la vida.
Ya en León, y árbitro de dormir a pierna suelta, no abandonó el señor Joaquín el adquirido vicio, antes lo reforzó con otros nuevos: acostumbrose a beber la obscura infusión en el café más cercano a su domicilio, y a acompañarla con una copa de Kummel y con la lectura de un diario político, siempre el mismo, invariable.
El señor Molina era la única de aquellas personas cuya conversación no le causaba fastidio, por más que siempre tocara los mismos asuntos, con su invariable tono tranquilo, pausado, de viejo patricio, el pulgar de una mano metido en la abertura del chaleco y la otra apoyada de través en la rodilla. Nunca dejaba de hacerla reír cuando repetía anécdotas de personajes históricos.
Palabra del Dia
Otros Mirando