United States or Hungary ? Vote for the TOP Country of the Week !


«Que ningun moro ni mora serán apremiados á ser cristianos contra su voluntad; y que si alguna doncella, ó casada, ó viuda, por razon de algunos amores se quisiere tornar cristiana, tampoco será recibida hasta ser interrogada

A la mañana siguiente de este sentimental episodio, Melisa no fue a la escuela. Llegó el mediodía, pero no Melisa. Interrogada Sofía sobre el asunto, dijo que habían salido juntas hacia la escuela, pero que la voluntariosa Melisa había tomado otro sendero. Por la tarde el mismo misterio, y al llegar la noche vio el maestro a la señora Morfeo, cuyo corazón maternal estaba realmente sobresaltado.

I hase de advertir aquí que semejante providencia era contraria á aquel artículo de la capitulacion en que se decia: «Que no se permitirá que ninguna persona maltrate de obra ni de palabra á los cristianos ó cristianas que antes de estas capitulaciones se hubieren vuelto moros, y que si algun moro tuviere alguna renegada por mujer no será apremiada á ser cristiana contra su voluntad, sino que será interrogada en presencia de cristianos y moros, y se seguirá su voluntad; y lo mismo se entenderá con los niños y niñas nacidos de cristiana y moro

Te asustas sin motivo. Apúrate; tu chal. ¡Está el tiempo más hermoso! La joven estaba acostumbrada, desde hacía tiempo, a obedecer sin replicar, y a no insistir nunca cuando el aya le expresaba el deseo de no ser interrogada. Estaba convencida de que Marta le ocultaba muchos secretos; pero creía que de eso dependía la permanencia en Orsdael, de su protectora.

«Que no se permitirá que ninguna persona maltrate de obra ni de palabra á los cristianos y cristianas que antes de estas capitulaciones se obieren vuelto moros; y que si algun moro tuviere alguna renegada por mujer, no será apremiada á ser cristiana contra su voluntad, sino que será interrogada en presencia de cristianos y de moros y se seguirá su voluntad; y lo mismo se entenderá con los niños y niñas nacidos de cristiana y moro

Interrogada, la india declaró que el niño había salido casi detrás de la señora; que, antes, subió ella al cuarto, para arreglarlo, y el niño la despidió, diciendo que ya no valía la pena... ¿Ves, Pablo? Ese ya quiere decir mucho. ¡Qué disparate! si esta china condenada no sabe lo que dice; a ver, ¿qué hacía el niño cuando entraste? Pampa no sabiendo.

Interrogada sobre la condición moral y de carácter de la divinidad, hizo muchas salvedades y distingos: «Eso no lo puedo decir... No he hablado con ella más que una vez.

No, no: yo no nada del asunto ese... ¿Y está segura la Celedonia del nombre? Pregúntaselo... Dos o tres veces repitió: «Dile a tu señora que ha estado aquí D. Romualdo». Interrogada la chiquilla, confirmó todo lo expresado por Doña Paca.