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Actualizado: 23 de junio de 2025
Era un cementerio muy hermoso, en el cual no había más seres vivos que los pájaros negros que lo cubrían con sus alas. Sólo en las últimas capas sociales existía algo de alegría, allí donde llegaban amortiguadas ó no llegaban las influencias de la religión.
¿Y piensas que aquí, entre mi tutor y tu tía, podremos escapar á los disturbios y á las malas influencias? Creo que no. Entonces, deduce tú misma la consecuencia. La joven permaneció un instante pensativa y con la rubia cabeza inclinada y algunas lágrimas rodaron por sus ojos. Después murmuró: ¡Es preciso huir!
En las cuatro monarquías balkánicas, en ese trágico tute de reyes, ha debido ocurrir algo de esto. La historia lo aclarará, si es que la historia aclara algo. Desde luego, el rey manda: pero el rey, al mismo tiempo que rey, es marido, sujeto, por lo tanto, a las mismas influencias, peripecias y contingencias, buenas y malas, de todo marido.
Las cartas que Lorenzo y Ricardo habían enviado a sus familias fueron portadoras de noticias cada vez más halagüeñas, pues a medida que vivieron la vida sana del campo sintieron sus influencias en francas manifestaciones de robustecimiento físico ya que en lo moral habían sido definitivamente curados por la acción tenaz, y altruista de Melchor.
Rezaban en alta voz, hacían sacerdotes a sus hijos, buscaban influencias para meter a sus hijas en los conventos, figuraban como gente de dinero entre los partidarios de las ideas más conservadoras, y sin embargo pesaba sobre sus personas la misma antipatía que en otros siglos, y vivían aislados, sin que ninguna clase social quisiera aliarse con ellos.
La lectura de los llamados milagros de la índole de los que antes he citado, hace que el imposible parezca posible, gracias a influencias misteriosas fáciles de conseguir, no por el trabajo, sino sencillamente por medios indignos, rebajantes y reprobados por la moral, como son la humillación, los halagos, la propiciación.
Podía colocar a De-Hinchú, bajo influencias suavemente restrictivas, someterlo a una vida y enseñanza que le inclinara al bien más que mis mal reguladas bondades y cuidado superficial. De-Hinchú ingresó en la escuela de un misionero chino, pastor inteligente y bondadoso, que había demostrado gran interés por el chico, y quien, sobre todo, cifraba en él firmes esperanzas.
Pero sucedió también que al paso que la comprendía y que su Esencia se manifestaba tan visible y casi tangible, descendía una influencia de ella hacia mí, una influencia extraña, diferente de todas las influencias humanas, y que me dominaba con trascendente omnipotencia. ¿Cómo lo podré decir? Monje encerrado en mi celda, comencé la convivencia con la Santa a quien me consagrara.
Debe existir en el espíritu humano algo terrible, algo misterioso... ¡estas influencias rápidas...! ¡este unirse un alma á otra...! ¡oh! ¿quién sabe, quién sabe lo que somos? Quevedo pronunció estas palabras como hablando consigo mismo. ¿Queréis hacer lo que yo os diga? exclamó de repente Quevedo. ¿Y qué hemos de hacer?
Sería interesante saber dijo como hablando consigo mismo, quién podría más, si las influencias hereditarias y atávicas o las que se ejercen en la más tierna edad por una mente extraña. Sería curioso.
Palabra del Dia
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