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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Podía estar tranquilo: caprichitos de mujer sin fundamento alguno. El insistiría para que todo se arreglase. Lo importante era que Mariquita le quería lo mismo que antes. Podía estar seguro de esto. ¡Qué cara de angelote, radiante y gozoso, la del mocetón!... Anda, Ferminillo: súbete en las ancas, ¡salao! ¡gracioso! que te voy a llevar a Jerez en un decir Jesú.
Tú, que tanto admiras a Salvatierra, el amigote de tu padre, puedes felicitarte de que no se encuentre en Jerez. Porque si estuviera, esta sería su última hazaña... Pero vamos a ver, Ferminillo, ¿qué te trae por aquí?...
Cuando tan pronto vienes, algo güeno ties que dicirme exclamó el mocetón con una confianza cándida que a Fermín casi le arrancó lágrimas. Suelta por esa boca, Ferminillo mío, ¿qué resultao traes de tu embajada?... Montenegro tuvo que hacer un esfuerzo violento para mentir, ocultando con vagas palabras su turbación. El asunto marchaba así, así; no del todo mal.
Mira, Ferminillo decía don Pablo; todos esos claros los voy a plantar de vid americana. Con esto, y, sobre todo, con el auxilio de Dios, ya verás como la cosa marcha bien. El Señor está con los que le aman.
El señor Fermín no supo si fue por consejo de don Fernando o por propia iniciativa del amo; pero lo cierto era que éste, con el acento imperioso que empleaba para hacer el bien, manifestó su deseo de que Ferminillo fuese a Londres a expensas de la casa, para pasar una larga temporada en la sucursal que tenía en Collins-Street.
Quiero obsequiar con una copa a todos los valientes que conmigo han salvado a Jerez. Porque, créeme, Ferminillo, que soy yo, sólo yo, quien ha resistido a esos pillos. Mientras las tropas estaban en los cuarteles, yo estaba en mi sitio. ¡Me parece que la ciudad me lo debe agradecer, haciéndome algo!... Pasó un pelotón de jinetes, con los caballos al trote.
Dupont olvidó su embriaguez, la echó a un lado para erguirse ante el amigo con toda la grandeza de su valor. ¡Hombre, justamente le hería en su parte más sensible!... Ya sabes, Ferminillo, que soy más valiente que tú; y que todo Jerez me tiene miedo. Vas a ver si necesito acompañantes. Tú, Chivo, ahueca. El valentón se resistió, refunfuñando.
Palabra del Dia
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