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Actualizado: 10 de junio de 2025
Con este intento, sin orden, según las ideas y los recuerdos acudían a mi mente, me puse a escribirlos con precipitación en el libro que te remito adjunto. Escritos están ya, léelos y queda así apercibido para que no te sorprenda lo más extraordinario ni lo más raro. Lleno el Vizconde de curiosa ansiedad, después de leer esta advertencia, abrió el libro, le leyó y vio que decía de esta suerte:
Ya hemos copiado ántes lo que dijo el P. Ezguerra del Visaya que se escribia de «abajo hazia arriba.» Es indudable, que todas las lenguas que usaban de estos alfabetos en Filipinas, tenian una misma manera de escribirlos, es decir, que seria idéntico su modo de dirigir las líneas, de modo que, lo que se diga de una de ellas, será aplicable á las otras.
No porque soy escéptico, sino porque soy modesto, aunque me contradiga atribuyéndome tan buena cualidad, nada pretendí enseñar al escribirlos en cada uno de los siguientes artículos, ni nada pretendo ahora enseñar al reunirlos en un volumen.
Poco instruido, aunque había adquirido de oídas cierto grado de cultura intelectual, manifestaba altivo menosprecio por los libros y profunda conmiseración por aquellos que a escribirlos se consagraban. ¡Para qué eso!
»Ítem, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.
Así es que CUENTOS Y DIÁLOGOS me han encantado al escribirlos y aun al leerlos y releerlos después de escritos. Ya esto es bastante triunfo, aunque el encanto de la diversión no pase de mí ni se transmita a otros.
Son unos epigramas alusivos a cuestiones literarias y científicas de entonces, que sospechamos no perderían su frialdad aunque se conociesen hasta los ápices de las circunstancias y razones que movieron a Goethe a escribirlos.
Porque gastamos en leerlos y escribirlos aquellas fuerzas de la juventud que pudieran emplearse en la alegría y el amor. Pero nosotros ansiamos saber mucho. Y cuando llega la vejez y vemos que los libros no nos han enseñado nada, entonces clamamos por la alegría y el amor, ¡que ya no pueden venir a nuestros cuerpos, tristes y cansados!
Siendo preciso tocar en esta Relación historial, aunque de paso, las Memorias de algunos varones apostólicos que murieron á manos de los infieles por la fe que predicaban, dejando en su muerte aquel olor de santidad que correspondía á sus heroicas virtudes, así como se refieren otros sucesos milagrosos que en confirmación de la fe parece que los hacía Dios por medio de sus siervos para alentarlos á los trabajos de su mayor gloria; no es mi ánimo en estos puntos y en otros semejantes que contiene esta Relación el que se les dé más que aquella fe humana que se merecen los fundamentos que se refieren para escribirlos; y así estoy muy lejos de prevenir en la relación de ellos el juicio de la Iglesia; antes bien, protesto, el que los sujeto á la corrección de la Santa Sede, obedeciendo á los decretos de los Sumos Pontífices y de la Iglesia.
¿Esos versos, en que vibra un alma apasionada, esos versos tan de mujer, envueltos en la adoración, en el misticismo misterioso de Santa Teresa?... ¡He ahí los hombres! ¿Cuál de ustedes sería capaz de escribirlos?... Pues Edda está actualmente en Nueva York, y si usted quiere conocerla... ¿Que si quiero conocerla? dijo nuestra compatriota con su ímpetu característico.
Palabra del Dia
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