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Entonces los trajes eran singularísimos. ¿Quién podría describir hoy la oscilación de aquellos puntiagudos faldones de casaca? ¿Y aquellos sombreros de felpa con el ala retorcida y la copa aguda como pilón de azúcar? ¿Se comprenden hoy los tremendos sellos de reloj, pesados como badajos de campana, que iban marcando con impertinente retintín el paso del individuo?

Se hablaba de una cola larga, larga, de terciopelo que dos pajes llevaban cuando Demetria salía á la calle, de una ristra de brillantes como avellanas que se ponía á guisa de corales en el cuello, de unos zapatos con tacón de oro y de otras maravillas innarrables que sobresaltaban la fantasía de las zagalas hasta un punto imposible de describir.

Si imposible es pintar el cielo de este país, tanto lo es el describir algunos panoramas de su suelo.

Paco Ruiz parecía atender con cuidado al juego, mientras en sus labios se dibujaba vagamente una sonrisa sarcástica. Carmen también atendía á sus cartones, pero roja y confundida. El efecto que de repente produjeron á nuestro señorito no sólo aquellos dos seres miserables que tenía cerca, sino todos los allí congregados, no es fácil de describir.

Para Amaury la velada que acabamos de describir, tuvo su continuación en los deliciosos sueños que ocuparon su imaginación aquella noche. Así, por la mañana despertó en la mejor disposición de ánimo para recibir a su amigo Felipe, que no tardó en presentarse.

Hacer hablar con propiedad á un rudo gañán, describir con exactitud las costumbres de un país no basta para merecer el nombre de insigne novelista. Los griegos se reían de los pintores de bodegones.

Componiendo esta obra, sólo quise describir los tormentos de dos hombres á quienes la ley hubiese autorizado á desposarse con la misma mujer. Continuamos hablando.

Condiciones de posibilidad de los eclipses.= No olvidemos, sin embargo, que la Luna, para describir su órbita ya por encima ya por debajo del plano de la órbita terrestre, pasa necesariamente dos veces por este plano, en cada revolución. Dichos dos puntos se denominan nodos.

Con un movimiento convulsivo desgarró la banda eclesiástica que llevaba en el pecho. ¡Todo quedó revelado! Pero sería irreverente describir aquella revelación.

Recordaba el entusiasmo con que había hablado á Aresti del pequeñín: renacían en su memoria las palabras al describir su belleza delicada: «un verdadero hijo del amor, tan hermoso que en nada se me pareceNo te burles, Luis, es una crueldad. lo adivinaste, sin duda, cuando te hablé de él. También esta ilusión ha desaparecido. No queda nada... nada.