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Con esto formó dos famosos sistemas: uno físico para explicar las obras de la naturaleza corporea: otro intelectual para mostrar las del entendimiento. El sistema físico, aunque por la corriente del siglo fué primero aceptado y defendido de la mayor parte de los Filósofos, tuvo despues tales impugnadores, que junto esto con su insubsistencia, le han dexado caer del todo.

La mejor prueba de la ignorancia en que nos hallamos sobre la esencia de los cuerpos, es la mucha division que en esta parte ha reinado en las escuelas; sosteniendo unos que la extension, ó sea las dimensiones, constituian la esencia de los cuerpos; y afirmando otros que la extension no era mas que un accidente, no solo distinto de la substancia corpórea, sino tambien separable.

Proponer esta cuestion es confundir el yo como sujeto con el yo como objeto de la reflexion del sujeto absoluto; y esto es una inconsecuencia: el yo se pone á mismo; se percibe en este caso bajo la forma de la representacion, y solo entonces es alguna cosa, un objeto; bajo esta forma la conciencia percibe un substratum que es, bien que sin conciencia real, y que además es concebido bajo forma corpórea.

Homero, Viasa y Valmiki casi son mitos; son como los patriarcas, no ya de la sustancia corpórea, sino del espíritu de las naciones; son como los héroes epónimos, no de la asociación política, sino de la comunidad mental; son, en suma, el eco inmortal y sonoro del verbo creador y del espíritu fecundo de un noble pueblo que nace. Su obra abarca cielo y tierra.

No se trata en la actualidad de si tenemos ó idea clara del substratum de la conciencia; pero es curioso lo que nota el filósofo aleman, de que cuando no concebimos al yo como objeto de reflexion, lo concebimos bajo una forma corpórea. IV, desde el Cap. En tal caso, ser y conocerse es una misma cosa.

La otra potencia de que se valía doña Inés, sin estudio, espontánea y sencillamente para blanquear y hasta para dorar la tenebrosa negrura de su concepto schopenhaueriano del mundo, era el sentimiento vivísimo y atinado, fuente inexhausta de puros deleites, con que percibía su alma toda belleza, tanto espiritual cuanto corpórea. Llamar a esto buen gusto me parece poco.

Casi podía decirse que al reír su envoltura corpórea, el alma quedaba indiferente y seria. Inspiraba lástima y miedo. Saludó con breves palabras, con monosílabos casi, y fue la única persona que no hizo a Melchor los agasajos que todos. Cuando éste le invitó a participar del almuerzo rechazó el ofrecimiento con actitudes que lo mismo parecían de recelo que de timidez. Gracias... Ya churrasquié...

Con esfuerzos sobrehumanos, empleando la actividad corpórea, la atención intensa y la inteligente travesura, Benina le daba de comer lo mejor posible, a veces muy bien, con delicadezas refinadas. Un profundo sentimiento de caridad la movía, y además el ardiente cariño que a la triste señora profesaba, como para compensarla, a su manera, de tantas desdichas y amarguras.

Tampoco negaré que cuando se reciben las primeras impresiones sea tal vez desconocida la extension como idea separada; pero lo cierto es que despues se separa, se deshace de la forma corpórea, se espiritualiza por decirlo así; y que este fenómeno, puede ser ocasionado por la sensacion, mas causado.

Esta combinacion no es permanente como lo enseña la experiencia; y por tanto, no hay substancia corpórea que no tenga cuando menos una modificacion: la disposicion de sus partes.