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Actualizado: 10 de junio de 2025
Explotada por los valerosos plantadores del pasado, no tardó, como todas las Antillas, como las dos Américas, en ser uno de los principales mercados para el comercio de ébano animal; las costas de la Senegambia, de la Guinea y del Cabo, suministraban esclavos en abundancia a los atrevidos corsarios de las interminables guerras de los siglos XVI, XVII y XVIII. Estos, cuando las presas faltaban, ponían rumbo al África y volvían con las bodegas repletas de la negra mercancía... Recuerdo que una noche, a bordo del Ville-de-Brest, conversaba con un médico que se dirigía a Panamá, contratado para el servicio sanitario de los trabajos del canal.
7 Le dicen: Porque nadie nos ha contratado. Les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que fuere justo. 8 Y cuando fue la tarde del día, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.
Y yo dijo Van-Stael, irguiéndose y mostrando sus manos callosas estoy sintiendo ganas de ataros a los quince por las trenzas y abandonaros en la bahía, ¡Pillos!... ¡Ah! ¿Tenéis miedo, conejos del Celeste Imperio?... ¡Mil truenos!... Yo no os he contratado para que deis un viaje de placer alrededor del mundo, señores míos... ¡Van-Horn, sujeta a este cobarde que dice que quiere abandonar esta costa, y mételo en la barra por tres días!... ¡Y vosotros al trabajo, o, palabra de marino, os hago sentir lo que pesan mis manos!... ¡Yo me entenderé con los salvajes! ¡Vosotros, a vuestra obligación, y vivo!
La ópera, la ópera era el delirio de aquellos escribanos y concejales: pagaban un dineral por oír un cuarteto que a ellos se les antojaba contratado en el cielo y que sonaba como sillas y mesas arrastradas por el suelo con motivo de un desestero.
Hacía años que había contratado con el capitán la venta de la sidra, y aunque no tenía la taberna allí, sino en su propia casa, situada en el centro del pueblo, los días festivos solía trasladarse al lagar y hacer en él su comercio; porque la Bolera era el campo acostumbrado para los recreos del vecindario.
De modo, señora, dijo el capitán, que debo ordenar á mi mayordomo que prepare otro camarote, además de los que Vd. ha contratado.
Palabra del Dia
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