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Actualizado: 21 de julio de 2025
De vez en cuando le corría un estremecimiento por el cuerpo; la roja colcha de damasco que le tapaba se agitaba blandamente como si entrase por las ventanas un soplo de aire: otras veces daba súbito una vuelta y abría los ojos desmesuradamente y tornaba á cerrarlos con cierta precipitación nerviosa; más tarde extendía los brazos y se escuchaban crujir los huesos y lanzaba un fuerte suspiro que le dejaba aniquilado.
Y, estando en lo mejor de su plática, paró y enmudecióse; clavó los ojos en el suelo por un buen espacio, en el cual todos estuvimos quedos y suspensos, esperando en qué había de parar aquel embelesamiento, con no poca lástima de verlo; porque, por lo que hacía de abrir los ojos, estar fijo mirando al suelo sin mover pestaña gran rato, y otras veces cerrarlos, apretando los labios y enarcando las cejas, fácilmente conocimos que algún accidente de locura le había sobrevenido.
Dormía, y cuando le despertaban miraba a todos con ojos vagos, volviendo a cerrarlos inmediatamente. ¿De veras que no se acordaba el señor?... Ya le preguntarían otra vez, cuando estuviese restablecido.
«Ese hombre nos pierde a todos». Estos eran los comentarios en los balcones. Y después de cerrarlos, continuaban dentro las censuras. Muchas amistades perdió De Pas aquella tarde. Sin que se supiera cómo, llegó a ser un lugar común, verdad evidente para Vetusta, que «Barinaga había muerto como un perro por culpa del Magistral».
El P. Gil, con mano trémula, iba cumpliendo su piadoso oficio, mientras el último vástago de la casa Montesinos yacía sin conocimiento, con la terrible palidez de la muerte impresa en sus facciones. Cuando estaban a punto de terminar, serenose un tanto el pecho del enfermo. Poco después abrió los ojos y paseó una mirada de sorpresa y aun de espanto por la estancia. Tornó a cerrarlos.
A cada desengaño, a cada decepción, Lázaro cerraba los fatigados ojos, prefiriendo la tristeza de la sombra a los resplandores del mal, y al cerrarlos quedaba como fotografiada en su pupila la imagen de aquella niña destinada a ser juntamente el más grato ensueño y la más horrible pesadilla de su vida.
Palabra del Dia
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