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Actualizado: 26 de julio de 2025
Como quiera que fuese, creció la zambra, enronqueciéronse las voces, alzáronse los palos, y no se sabe en qué hubiera parado aquella nueva discordia de Agramante, a no haberse aparecido en medio de la confusión la divina Astrea, disfrazada en figura de alcalde, que el mismo Diablo no la conociera, con medio pino en la mano en vez de balanza, y sin venda, porque es sabido, que el que no ve con los ojos abiertos, excusa tapárselos para no ver, y a su decisión prometieron resignarse todos.
Y llegado el instante crítico, cuando los ulloístas se juzgaban ya dueños del campo, inclinaron la balanza del lado del gobierno defecciones completamente impensadas, por no decir abominables traiciones, de personas con quienes se contaba en absoluto, habiendo respondido de ellas la misma casa de los Pazos, por boca de su mayordomo. Golpe tan repentino y alevoso no pudo prevenirse ni evitarse.
Creo que ninguno había leído nunca una página de mis escritos, ni hubiera pesado yo un adarme más en la balanza de su consideración, aunque hubiesen leído todo lo que he borroneado: aun hay más, poco habría importado que esas mal aventuradas páginas hubieran sido escritas con la pluma de un Burns ó la de un Chaucer, que en su tiempo fueron como yo empleados de Aduana.
Cuando se tiene una posición así, ganada a fuerza de tanto sacrificio, no se expone nadie a perderla, arrojándola en la balanza de la Bolsa. Se acordó entonces de sus cuñados despojados, e hizo una mueca. Ellos hablarán de la justicia de Dios; aquí no hay más Dios que mi suerte, que me ha abandonado. ¡Maldito sea yo y mi suerte! Llegó, por fin, al Ministerio y entró.
Doña Manuela marchaba por el estrecho callejón que formaban las huertanas, sentadas en silletas de esparto, teniendo en el regazo la mugrienta balanza, y sobre los cestos, colocados boca abajo, las frescas verduras.
En cuanto al caso extraordinariamente horrible de Mariano, Nones dio pocas esperanzas, y el único consuelo que pudo ofrecer a la atribulada hermana del delincuente fue que la corta edad y el evidente desorden cerebral de este pesarían algo en la balanza de la Justicia.
Yo no poseo, respondió Martin, la balanza con que pesaba ese señor Panglós las miserias, y valuaba las cuitas humanas; pero sí presumo que hay en la tierra millones de hombres mas dignos de lástima que el rey Carlos Eduardo, el emperador Ivan, y el sultan Acmet. Bien puede ser, dixo Candido. A pocos dias llegáron al canal del mar Negro.
Mudanza de D. Nicasio en breves horas. Don Nicasio es un varon de edad provecta, de juicio sosegado y maduro, lleno de conocimientos, de experiencia, y que rara vez se deja llevar de la impresion del momento. Todo lo pesa en la balanza de una sana razon, y en este peso no consiente que influyan por un adarme las pasiones de ningun género.
Intervenía en las diligencias preliminares del examen y peso de los combatientes, y escrutaba con tanto escrúpulo, seriedad y aparato la balanza, como si se estuviese decidiendo el porvenir de la humanidad.
Palabra del Dia
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