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Actualizado: 28 de junio de 2025
Si esto me sucede con un espectáculo que no dura más de algunas horas y que se limita al breve recinto de uno o dos salones, ¿qué se puede esperar de mí como describidor del baile divino, al aire libre, que dura meses, que se extiende por todo un hemisferio del mundo, y donde cantan y bailan los inmortales al son de la concertada armonía de las esferas? Está visto, yo tengo que hacerlo muy mal.
Pero aplique usted aquellos lentecicos y... ¡zas, zis!, ya se encuentra usted con los bicharracos y las bacterias que bailan dentro un rigodón.... Pues el que anda por allá, encimita de las nubes, también ve cosas que a los bobos de por acá nos parecen tan sencillas... y para él tienen su quid.... ¡Bah, bah!, él se encargará de arreglarnos las cosas... nosotros, ni que nos empeñemos.
Maltrana acogió con graves movimientos de cabeza y risas interiores estas palabras. Conocía de vista a los hijos: les había encontrado muchas noches en Romea y otros salones donde cantan y bailan las «estrellas» del género ínfimo. Uno de ellos firmaba pagarés en blanco a todos los usureros de Madrid para atender de este modo al sostenimiento de cierta divette procedente de Perpiñán.
Unas veces era un talle de mujer, otras una mano enorme, luego un bigote como una manga de riego; esto vio De Pas frente al balcón del gabinete; frente a los del salón las sombras de la pared eran más pequeñas, pero muchas y confusas; y se movían y mezclaban hasta marear al canónigo. «No bailan», pensó. Pero esta idea no le consolaba. Más allá del balcón del gabinete había otro cerrado.
Todo es para ellos: hasta el amor. La última modistilla se considera deshonrada si no tiene un soldado de los Estados Unidos para pasear de noche... Todas las tardes, ella y el otro bailan en los hoteles de La Condamine, ó aquí mismo, en el Café de París. Se interrumpe, como si alguien le hubiese tocado en la espalda.
Uno de los cuadros más tristes del mundo es el cuadro de los bufones que pintó el español Zamacois. Todos aquellos hombres infelices están esperando a que el rey los llame para hacerle reír, con sus vestidos de picos y de campanillas, de color de mono o de cotorra. Desnudos como están son más felices que ellos esos negros que bailan en la otra lámina la danza del palo.
Palabra del Dia
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